En Sueño Profético decían:
Si piensas en
Dios, olvidas todo lo de la Tierra.
Si piensas en
Dios, es porque crees en su Existencia.
La Presencia
de Dios hace que tu vivir sea de otra manera, y pones en Él tu confianza, y te
convierte en alegría las penas.
Dijo uno:
Sufrimiento
lejos de Dios, no es sufrimiento, es desesperación.
Yo viví los
dos momentos: el lejos de Dios, y cuando Lo llamé y me contestó, cambiando yo
mi pensar y queriendo seguir ya por el camino que tuve antes de cambiar.
Fui oveja
perdida, sin oír nadie mi balar, aunque no era escondido. Pero a esta
enfermedad le teme el que está sano, porque le falta amar. Aunque no haga
pecado, pecado está haciendo ya.
Yo, cuando
dejé el pecado, fue cuando más me conocieron, porque mi nombre salía en los que
nunca me habían nombrado. Unos, para ofenderme. Y otros, para pedirme opinión
de cómo dejar el pecado y alcanzar el Perdón.
Desperté, oí:
A Dios llamé en los momentos
que quise
cambiar de vida.
No encontraba caridad,
porque no la
merecía.
Mi pensar puse en Dios
por las noches
y los días.
Los días los pasaba mal
por el pensar
que hacían.
Pero las noches crecían y se alargaban,
y el día a la noche sujetaba,
y la cama no
servía.
Quería pensar en Dios,
y mal pensar me venía
para que
quisiera pecado.
Estas palabras
yo sentía:
Tú, ya serás pecador,
y no a escondidas,
porque el que te conoció,
con pecado te
apellida.
Cuando Dios me contestó
a los ruegos y a mi llanto,
no pude guardar silencio
al Perdón que
Dios me había dado.
A muchos busqué
y a muchos
sigo buscando.
Entonces iba mi cuerpo,
y ahora va mi
espíritu con Mando.
Llama a Dios,
y ya dejarás el pecado,
y en esta llamada
Agustín te estará
ayudando.
AGUSTÍN
DE MÓNICA
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C8
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