En Sueño Profético hablaban de la oración que Dios Hombre hizo, que
su nombre es el Padrenuestro. Decían:
Si la dices y en cada frase te
paras y le pones la respuesta, tú te das el resultado: si estás lejos de Dios o
estás cerca.
Si oyes “Padre nuestro que estás
en los Cielos”, puedes dar por oído: “Estoy
en la Tierra”.
Si su Nombre santificas, Él puede
traer tu espíritu para que hables de su Gloria.
Si pides que su Reino venga a ti,
si tu Amor Le presentas, la duda ya no va aquí.
Y ya viene la Palabra más grande
que tiene esta oración: “Hágase tu Voluntad aquí en la Tierra como en el
Cielo”. Si esta Voluntad tú aceptas, te servirá la oración del Padrenuestro
cuando tengas alegrías o cuando tengas sufrimientos.
Desperté, oí:
Es lo que más a Dios contenta,
aceptar su Voluntad
con lo que quiere o te manda.
Ya, al pensar su Permitir,
tienes que pedir Perdón
por lo que te permitió a ti.
Y tener siempre presente
que de la tentación te aleje.
¡Qué pocos rezan esta oración
poniendo sobresaliente!
(El día 29 de noviembre de 1982
estaba en Roma, no pude dormirme y no tuve arrobo)
***
Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C3
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