En Sueño Profético hablaban de temas de la Palabra de Dios, pero unos diferentes de otros.
Hablaban de su humildad, de cuando vivió con Cuerpo igual al hombre, de cuando
Le hacían preguntas con Amor o con desprecio por verse ellos más potentados que
Dios con Cuerpo. Hablaban de las naciones donde nace el mineral que las
enriquece, en otras es el gas que la Tierra guarda, pero la Tierra está al
Mando de Dios.
Dijo uno:
Estas riquezas tienen su vivienda por ser riquezas
materiales de la Tierra. Tienen su vivienda y su mando donde tienen que nacer,
y la nación en la que nacen es la dueña de ellas. Pero el Mensaje y la
Enseñanza de Dios es para todos los lugares donde haya hombres y tierra. Y la nación
en la que Dios diera, a diario, un Mensaje debería estar en Oración y debería
decir, a escala mundial: “¡Este Caso aquí se encuentra!” Y luego tendría
beneficio donde hubiera hombre y tierra.
El mineral, el gas y los mares no puede el hombre
sembrarlos y luego esperar cosecha. Pero cuando Dios está hablando todos
recogen esta siembra, y la nación donde Dios habla debería estar más contenta,
como la nación que tiene las minas de plata o de oro. Pero al hombre le hace
falta que Dios baje a la Tierra no para implorar caridad, ni para enseñar que
se quieran, debería bajar para dejar sola a la Tierra, sin seres y en
oscuridad.
Desperté, oí:
Cómo describe Dios la avaricia del hombre y el poco
Amor al Tesoro Eterno.
A la nación que tiene el gas le llaman nación de oro.
A la que tiene el mineral la conoce el Mundo entero.
Y donde Dios Esto dicta luchan para que se calle, pero
Dios más fuerte dicta.
No es la nación la que debe presentar esta Riqueza
Divina, son los hombres que la viven, que a Dios no buscan ni Lo siguen.
Cuando esta nación debería estar, de día y de noche,
diciendo: “Gracias Señor”.
Y ya el pueblo donde la Palabra es dicha en Arrobo y
después queda dictada, debería llevar la mirada al Cielo y decir: “¡Señor, qué
premio nos has dado!”
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Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo VII
En Verdad ¡Qué Premio nos has dado! y que poquitos saben esto valorarlo!
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