En Sueño Profético decían:
Los pasos que da el Elegido son
bien dados. Y es que la presencia del que Dios elige tiene fuerza para apartar
el mal y para conseguir el bien.
Dijo uno:
El que no valore la presencia del
que Dios en él habla, en las peticiones que haga al Cielo se encontrará las
puertas cerradas.
Dios no puede oír al que no das
las gracias por conocer al que a su espíritu le da la Gloria para el que a Dios
llama. Aquí se queda al descubierto el que dice que a Dios ama. Porque amar y
despreciar no pueden estar juntas estas palabras. El Amor a Dios sale a la cara
cuando tienes cerca al que Dios premia y manda.
Es más fácil buscar cuando se
cree, que despreciar cuando se ama. Cuando se cree, buscas, aunque trabajo te cueste.
Cuando amas, el desprecio en ti no acampa. Sería gran castigo amar a Dios y
guardar el Amor.
Desperté, oí:
Va el Mensaje a que no se puede
tener delante al que Dios elige, con cara de desprecio.
Este sentir rompe leyes que, el
que no ama a Dios, pone.
Es sufrimiento grande querer que
todos sientan las Palabras que dan Gloria y del mal apartan.
Aquí tienes que querer tú que
Dios te quiera.
Que este querer no queda dentro,
que sale fuera.
Dejarlo dentro es no querer
Gloria y buscar Infierno.
Tus oraciones llegan a Dios, y la
Piel de Cordero, el verla, da alegría y da miedo.
Alegría para el que da buen trato
al que Dios en él habla y da Mando.
Y da miedo al que cree poco en el
Poder de Dios.
Da miedo por el milagro que ve.
***
Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C2
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