En
Sueño Profético decían:
El
hombre no cree que estas Palabras bajen del Cielo en un espíritu que Dios lo
saca del cuerpo y, cuando le da la Enseñanza con Mando, otra vez vuelve al
cuerpo.
Dijo
un espíritu que Dios le da Mando:
El no
creer que Esto esté hablado y dictado en la Gloria, es no creer en la
Existencia de Dios, aunque cumplan la ley que ponen los que conocen como
Ministros de Dios.
¿Cómo
no vas a creer al que Dios manda y luego vas a tener intimidad con el que a
Dios representa?
Esto,
compáralo con un ser querido, que estando muerto te viera dejarlo en un sitio
sucio donde todos lo vieran, y tú de él te alejaras y delante de una caja de
difuntos, buena y vacía, te pusieras, y la besaras y la guardaras, y todos los
días volvieras a tocarla y a besarla.
¿Qué
diría el muerto si hablar pudiera?
Pues
piensa, ¿qué puede Dios hacer con el que a Él representa y administra sus
Poderes, si no acude al Lugar en el que Dios ya 38 años, todos los días, manda
dictar el arrobo que en su Gloria ha dicho, con Palabras para sus Ministros,
que son los primeros que pueden ver que Esto es una Teología para hacer pensar
que Dios está hablando?
Desperté,
oí:
Igual
que la comparación del ataúd, que han puesto en la Gloria, hay muchas más que
poner.
Aquí
ya se ha cumplido el tiempo de que piensen si será verdad que Dios hablando esté.
¿Será
verdad lo que dicen: que una Palabra no se puede reformar?
Si en
esto pensaran sus Ministros, el silencio aquí no iría.
Ofenden
a Dios no llamando al Elegido para oír este Pregón Divino.
Han
cogido muchos caminos para Esto desmentirlo.
Pero
el Poder de Dios, cada día, pone Escándalo mayor.
No
pueden decir que una Palabra no es cumplida como Dios manda.
Como
es el perseguir el sufrir que hay en muchos sitios donde viven con muchas penas
de espíritu.
En el
arrobo hablaban del abandono tan grande que sus Representantes tienen a Sus
Palabras, cuando la Verdad está escrita y el Elegido dice que Dios se las
manda.
Todo
el que estas Palabras desprecie, la Gloria no la merece.
Se
oían mucho estas Palabras con más de una voz:
¡Verdad de Dios,
qué grande eres,
que el hombre quiere quitarla,
pero
no puede!
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C6
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