lunes, 2 de octubre de 2023

Una Palabra no se puede reformar

 En Sueño Profético decían:

El hombre no cree que estas Palabras bajen del Cielo en un espíritu que Dios lo saca del cuerpo y, cuando le da la Enseñanza con Mando, otra vez vuelve al cuerpo.

Dijo un espíritu que Dios le da Mando:

El no creer que Esto esté hablado y dictado en la Gloria, es no creer en la Existencia de Dios, aunque cumplan la ley que ponen los que conocen como Ministros de Dios.

¿Cómo no vas a creer al que Dios manda y luego vas a tener intimidad con el que a Dios representa?

Esto, compáralo con un ser querido, que estando muerto te viera dejarlo en un sitio sucio donde todos lo vieran, y tú de él te alejaras y delante de una caja de difuntos, buena y vacía, te pusieras, y la besaras y la guardaras, y todos los días volvieras a tocarla y a besarla.

¿Qué diría el muerto si hablar pudiera?

Pues piensa, ¿qué puede Dios hacer con el que a Él representa y administra sus Poderes, si no acude al Lugar en el que Dios ya 38 años, todos los días, manda dictar el arrobo que en su Gloria ha dicho, con Palabras para sus Ministros, que son los primeros que pueden ver que Esto es una Teología para hacer pensar que Dios está hablando?

Desperté, oí:

Igual que la comparación del ataúd, que han puesto en la Gloria, hay muchas más que poner.

Aquí ya se ha cumplido el tiempo de que piensen si será verdad que Dios hablando esté.

¿Será verdad lo que dicen: que una Palabra no se puede reformar?

Si en esto pensaran sus Ministros, el silencio aquí no iría.

Ofenden a Dios no llamando al Elegido para oír este Pregón Divino.

Han cogido muchos caminos para Esto desmentirlo.

Pero el Poder de Dios, cada día, pone Escándalo mayor.

No pueden decir que una Palabra no es cumplida como Dios manda.

Como es el perseguir el sufrir que hay en muchos sitios donde viven con muchas penas de espíritu.

En el arrobo hablaban del abandono tan grande que sus Representantes tienen a Sus Palabras, cuando la Verdad está escrita y el Elegido dice que Dios se las manda.

Todo el que estas Palabras desprecie, la Gloria no la merece.

Se oían mucho estas Palabras con más de una voz:

¡Verdad de Dios,

qué grande eres,

que el hombre quiere quitarla,

pero no puede!

***

Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C6

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