domingo, 1 de octubre de 2023

Quiero que me des Mando

En Sueño Profético se vio el campo y un monte, pero el monte no era alto, estaba lleno de gente, unos sentados y otros de pie. Ya se oyó un tropel grande y los que estaban de pie dijeron:

   —¡Levantaos, que viene el Maestro con sus Discípulos!  

Unos Discípulos estaban esperando al Maestro y otros con Él venían.

Esta Visión que Dios ahora hace, ocurrió cuando bajó a la Tierra de Hombre para enseñar al hombre a no perder la Gloria.

Dios hombre se veía con su Túnica y su manto que el aire Le retiraba del Cuerpo. Ya se acercó uno y Le dijo:

   —Maestro, yo tengo miedo de decir que no quería venir porque no creía que eras Dios. Pero el venir, ya Te diré como ha sido.  

Ya dijo el Maestro estas Palabras:

   Respeta mi Mando y no me digas por qué has venido, que Yo te voy a poner delante a la que te ha traído. Ha sido tu mujer, y el traerte le ha costado sufrir. Pero tu cambio le dará el pago, un pago que harán parada y preguntas cuando te vean con mis Discípulos de compañero.

Miró a Santiago y le dijo:

   Santiago, acompaña a éste para que le diga a su mujer que Yo la llamo, porque quiero decirle que ya puede cundir en el pueblo que su marido será ya mi Discípulo en los momentos que tenga tiempo.

Fue terminar estas Palabras y se dirigieron a por ella, que estaba detrás de otros que estaban allí, para que no la vieran. Cuando llegó al sitio donde estaba el Maestro, se puso de rodillas, y su boca en los Pies del Maestro. Estas palabras dijo:

   —Maestro, yo no podía creer que mi marido hubiera venido, porque yo, para venir, cuando me decían que el Maestro pasaba por aquí, tenía que esconderme. Y a mi hijo que tiene ya catorce años, más de una vez le pegó cuando me contaba y me decía: “Madre, vengo de ver al Maestro. Yo creo que un día Dios me va a conceder el pedir que Le hago, que es que padre venga un día conmigo a ver al Maestro.

Fue terminar de decir la mujer estas palabras, y el padre decirle al hijo:

   —Hijo, yo ya soy compañero de los Discípulos. Pues este Mando me ha dado el Maestro.

Desperté, oí:

Lo que dice este Mensaje ha sido visto lo mismo que ocurrió: en el mismo sitio, con las mismas personas y los mismos Discípulos con el Maestro, y se han oído las mismas palabras.

Esto, de no ser Dios, ¿quién podría dictarlo y ver la misma visión de todo?

En el pueblo dicen, que iban a buscar al marido que no creía y a la mujer que cuando veía al Maestro, sus lágrimas caían al suelo.

Pues ya vieron al marido con los Discípulos por el pueblo. Y el Maestro a éste se unía porque tenía rebose de arrepentimiento.

Delante de todos decía:

“Maestro, quiero que me des Mando. Y no me enfado porque digas lo mal que hasta ahora me he portado”.

“Quisiera tener más lágrimas para que todos me vieran llorando”.

Si tu pedir a Dios es con Amor, Él te concede tu petición.

En este Mensaje ha sido todo dicho y visto como pasó.

Decían: “¡Qué grande es el Poder de Dios, que hace, como ha hecho, que todo se vea como en aquel tiempo paso!”.

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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C5

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