En Sueño Profético se vio una nave grande, con buena
presencia, pero antigua. Siguió la Visión y se vio una mesa larga y estaban
sentados muchos con las mismas ropas, que parecían túnicas.
Ya dijo uno:
—El Maestro ha dejado dicho que, antes de empezar a comer, viene.
Unos querían empezar y otros decían:
—Yo, hasta que no venga el Maestro, aunque se termine el día, no pruebo
la comida.
Estando diciendo estas palabras, dijo
Santiago:
—Ya viene el Maestro con unos que querían conocerlo.
Su Visión era con su Túnica y su Manto,
hasta la cintura. Fue llegar y todos se pusieron de pie, y uno de los que con
Él venía dijo:
—Maestro, nosotros no nos merecemos quitarle el sitio a los Discípulos,
que están esperando tu Presencia.
Éste fue el contestar que el Maestro les
dio:
—Yo he traído a vuestros espíritus,
que son los que mandan en los cuerpos, y mi Mando pondrá el sitio para que los
tres que Me habéis esperado, para acompañarme, tengáis en mi Mesa sitio, como
mis Discípulos.
Empezaron a correrse y los tres quedaron
más anchos que los Discípulos.
Dijo Felipe:
El que no se puede nombrar, su cara
quería como despedirlos, pero el Poder de Dios les puso el mejor sitio. Porque
Dios quería que el que en su interior pensaba que a Dios Lo clavarían, éste
viera que su sitio en la mesa ya Dios lo tenía para el que, como sus
Discípulos, Lo quisiera.
Todo esto que se ha dictado, ha sido con
Mando de Dios, para que el Elegido vea lo que pasó cuando Dios bajó a la Tierra
a vivir con el hombre y a enseñarlo para que no perdiera la Gloria.
Todas las Palabras y la Visión fueron
dichas cuando Dios quería enseñar. Y ahora se repite para que el Elegido siga
su Enseñanza.
Desperté, oí:
“Soy Santiago, y el Poder de Dios me
manda que diga que, lo que se ha visto y oído, es de cuando Él estaba en la
Tierra”.
Pero esta Enseñanza puede servirle al que
al Elegido crea.
Todo se veía como cuando pasó. Pues esto
se puede hacer con el Poder de Dios: dejar el mejor sitio al que crea a este
Elegido.
Que el creer busca y hace tiempo para ver
al Elegido. Que es lo que al Elegido más alegría le da cuando son pregoneros,
como eran los Discípulos.
La Mesa con los Discípulos daba alegría,
pero no se podía quitar la Visión que, antes de despertar, decían:
“Como Judas, hoy día, hay más”.
Que aunque lo escondan, el Poder de Dios,
al Elegido, saber le da.
No temas decir el poder que Dios da a los
espíritus y a los cuerpos.
Aquí se dice que la “carne que Dios me
unió” estaba, en este Sueño, normal, en su despacho, donde pasaba los Mensajes
para los Libros.
El cuerpo estaba, con su traje, sentado
en el mismo sitio escribiendo, y su mirada era igual, pero tenía Poder de Dios,
que el Elegido no puede olvidar.
Porque es Visión del sentir que en todos
los momentos nombrándolo está, de palabras y de Visión.
Esto es ver y oír donde no están los
cuerpos. Pero es el poder de los espíritus cuando dejan el cuerpo.
Y Dios da el Mando para que quede escrito
lo que ve y oye de los espíritus.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C7
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