Quedé
dormida y no podía quitarme este pensar: “Señor, que se acabe ya este desprecio”.
En
Sueño Profético decían:
Aquí
ya está Dios dejando al descubierto a los que se tienen por santos, a los que
ves en la iglesia –Casa de Dios– y conociendo este Caso no se acercan al
Elegido para que les hable de estos arrobos que Dios dicta.
Aquí
ya no pueden hacer el daño que más de una vez han pensado, esto los espíritus
del mal. Unos están aquí, en la Profundidad, con Satanás. Y otros viven en los
cuerpos que aún no están enterrados. Éstos pueden hacer daño, engañando y
diciendo que son cristianos.
Los
espíritus del mal quisieran hacerle al Elegido grande daño. No sólo al Elegido,
sino a todos los que a él están unidos.
Decían en la Gloria, que estas fechas la mayoría las cogen para premiar al pecado, cuando deberían ser para recordar que el cuerpo tiene que morir sin saber si verá otro fin de año y a Dios entregar las cuentas de la vida que su cuerpo ha llevado.
Desperté,
oí:
¡Qué
pocos creen en Dios! ¡Y menos en que el espíritu no muere!
Hablaban
en el arrobo de las fiestas que nombran a Dios, y que la mayoría, en ellas, lo
que hacen es pecado.
Decían,
que viviendo amando a Dios, hacías la fiesta con recato pero no con pecado.
También
hablaban en la Gloria de que no se perdiera tiempo en decirles a los Ministros
de Dios que vinieran a ver el milagro de la “Piel de Cordero”.
Esto
tiene gran dealtura, y no dejándolo se consigue lo que Dios en los Mensajes dice:
“Que Me
ves, publícalo y di que lo he dicho Yo”.
Con
estas Palabras tienen que abrir puertas cerradas.
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C7
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