sábado, 11 de noviembre de 2023

Señor, que se acabe ya este desprecio

 Quedé dormida y no podía quitarme este pensar: “Señor, que se acabe ya este desprecio”.

En Sueño Profético decían:

Aquí ya está Dios dejando al descubierto a los que se tienen por santos, a los que ves en la iglesia –Casa de Dios– y conociendo este Caso no se acercan al Elegido para que les hable de estos arrobos que Dios dicta.

Aquí ya no pueden hacer el daño que más de una vez han pensado,  esto los espíritus del mal. Unos están aquí, en la Profundidad, con Satanás. Y otros viven en los cuerpos que aún no están enterrados. Éstos pueden hacer daño, engañando y diciendo que son cristianos.

Los espíritus del mal quisieran hacerle al Elegido grande daño. No sólo al Elegido, sino a todos los que a él están unidos.

Decían en la Gloria, que estas fechas la mayoría las cogen para premiar al pecado, cuando deberían ser para recordar que el cuerpo tiene que morir sin saber si verá otro fin de año y a Dios entregar las cuentas de la vida que su cuerpo ha llevado.

Desperté, oí:

¡Qué pocos creen en Dios! ¡Y menos en que el espíritu no muere!

Hablaban en el arrobo de las fiestas que nombran a Dios, y que la mayoría, en ellas, lo que hacen es pecado.

Decían, que viviendo amando a Dios, hacías la fiesta con recato pero no con pecado.

También hablaban en la Gloria de que no se perdiera tiempo en decirles a los Ministros de Dios que vinieran a ver el milagro de la “Piel de Cordero”.

Esto tiene gran dealtura, y no dejándolo se consigue lo que Dios en los Mensajes dice:

“Que Me ves, publícalo y di que lo he dicho Yo”.

Con estas Palabras tienen que abrir puertas cerradas.

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Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C7

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