Este Mando es de Dios

En Sueño Profético decían:

Cada día Dios te dará más alegrías, y tu Amor a Dios, las agrandará más en acción o en palabras.

Esto lo notará más el que tenga unión de espíritu y roce de palabras con el Elegido.

Dijo un espíritu de la Gloria:

Todos los que están unidos al Elegido, que cojan este Mando como lo cogían los Discípulos del Maestro. Que este nombre de Maestro, les costó trabajo a sus Discípulos el decírselo. Ellos empezaron diciéndole Dios Hijo, y su responder fue éste:

“Cuando os pregunten quién es el Maestro, decid: “Es Dios Hijo por Dios Padre enviado. Pero Él quiere y nos ha dado Mando para que le digamos Maestro, pero con Amor y Obediencia a todo su Mando”.

Esto yo lo conocí por un Discípulo del Maestro que se paraba conmigo cuando me veía y me contaba el trato que su Maestro les tenía.

Ya sigue el Mensaje un Discípulo de Dios que tiene silencio hasta que Dios le da el Mando:

“Aquí tiene que sentir, el que crea y ame, que este Mando es de Dios, por la Fuerza que lleva este Elegido para decir: “Esto ha dicho Dios en arrobo a mi espíritu o a mi cuerpo, con visión en mi pensamiento”.

“Dios une a los que están unidos al Elegido, para que no dejen de hacer los Libros, pero con prisa, para que formen Escándalo, como nosotros lo formábamos. Y es que, el oír su Mando, te daba una Fuerza que tú no podías cambiar el Mando, porque el Amor te hacía pedir Perdón”.

Desperté, oí:

En este arrobo hablaban los Discípulos, de su Maestro.

Esto daba alegría y Enseñanza para ver que no podías ser Discípulo del Maestro si no hacías el Mando de Dios.

Cuando Dios elige, antes ha visto que su Mando está esperando el Elegido.

Decían en el arrobo, que todo el que hiciera el Mando de Dios, también era Discípulo suyo, como los que en la mesa con Él se sentaron.

También hablaban, los Discípulos de Dios, de su vivir cuando estaban con cuerpo y Dios Hijo les dijo que quería que le dijeran Maestro.

Y también se oían muchas Palabras que no se dictan.

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Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C4