En Sueño Profético hablaban dos, y referían palabras de dos mujeres
que ellos vieron cuando su vida antes de dejar la materia.
Dijo uno:
¡Buenas palabras decían de
desprecio a la Libertad, y buenas palabras a Dios Le mandaban!
Estas dos mujeres eran de regalo
de Dios a la naturaleza. Eran para el mundo de pecado el perseguirlas. Una, usaba la Libertad, y la otra la perseguía. Aquien ella veía que podía robarle
Libertad, se la robaba. Pues aquí, con éstas que la Libertad la practicaban, se
hizo grande ladrona.
Esto que oímos, nos hizo pararnos:
No, no llores, pero que nuestros
cuerpos tiene que cubrirlos la tierra. Mira, ya tenemos veinticinco años. Parece
que era ayer cuando jugábamos a la combau. Cuando íbamos por la calle y nos
decían los amigos de nuestros padres: “estas chiquillas tienen cara de
querubines”. Y nos cogían con sus brazos y nos apretujaban, que a veces
corríamos de ellos. Pues ya pasó. Ahora es luchar con el pecado, y dentro de
menos tiempo que ha pasado, ya seremos deshecho, y a esperar condena y hacer un
recuerdo de todo el que se haya pecado por dejarle, a la juventud y belleza, la
Libertad. Hoy Dios me ha mandado por este camino y a ti te ha parado, aún
estás a buen tiempo, encierra la Libertad y dale suelta al pecado. La vida que
tú has vivido, déjala ya sin contarla, y puede que cuando te vean el cambio,
hablen bien de ti, mejor que de mí hablaban. Siempre me has dado mucha pena, y a
Dios siempre le he pedido que yo te diera envidia cuando me vieras mi cara
siempre mirando al Cielo y siempre dando las gracias al que me dio la belleza, que yo muera sin ensuciarla.
Desperté, oí:
¡Qué bien dicha esta la frase:
“encierra la Libertad”!
Esta moza de gran belleza,
fue querubín y luego santa.
Le servía la belleza
para que todos callaran.
Para que todos callaran
cuando hablaba del Cielo.
Para que todos pensaran,
¡cuánto amará a Dios,
que no le da sufrimiento!.
Lleva puesta la belleza
como reliquia del Cielo.
Como pavo de colores
que balancea el plumaje.
Y luego al beber agua,
da las gracias a Dios Padre.
A Dios Padre y a Dios Hijo,
da gracias por su plumaje.
***
Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C7
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