miércoles, 20 de marzo de 2024

Dios paga las obras que tú haces

En Sueño Profético decían:

Si quieres a Dios,

quieres Prójimo.

Si quieres a Dios,

lo haces todo por Dios.

Si quieres a Dios,

das con alegría

lo que te manda Dios:

salario y fuerzas

para estar de pregonero,

siempre hablando de Dios.

Dijo uno:

Dios paga las obras que tú haces. Que sí las haces por Él, Él te da abundancia, que a veces tú hasta crees que no es tuya aquella abundancia.

Yo tenía una huerta, y lo que sembraba nacía con fuerza, y me crecía cada vez con más peso la fruta que daba. Si un año tenía un peso, el siguiente, doble peso los árboles daban. Y las verduras, medio pueblo las buscaba por la vista que tenían. Era curioso lo que aquí mandan que dicte: cosa que sembrara, parecía que tenía guardias para ponerle techo cuando caían las heladas. Oía quejas de otros, de las pérdidas que tenían.

Desperté, oí:

Cuando yo les decía: “Pues este año es como el pasado: mi huerta tiene la misma ganancia”.

Me contestaban corriendo:

“¿Con el año que ha hecho de heladas?”.

Los invitaba a que vinieran conmigo, y cuando veían los árboles, con su fruto, que tentación a cogerlo te daba, decían:

“Esto hay que cundirlo, y que lo vea hasta el cura del pueblo, y que lo cunda, para que crean los incrédulos.

Y vean que Dios, su Palabra, hace techo”.

Él repartía lo que otro no ganaba.

Esto fue cundido y cundido, y la huerta llena de gente siempre estaba.

***

Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C8

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