En Sueño Profético decían:
En los
sitios donde tú vas, dejas “huellas” de algo que se quedan sorprendidos y
tienes que referir las palabras que te han oído. En estos sitios hace falta tu
presencia, y ya es cundida la obra que vas haciendo. Que no es lo mismo oírla
que verla.
Dijo
uno:
Pensamiento
que te llegue, tienes que hacerlo, aunque el que esté a tu la do lo vea un poco
liado. Pero si cree, pronto ve bien lo que mal veía, porque piensa: “Si yo creo
que Dios arroba su espíritu, es para que a la Tierra lleve Enseñanza de Caridad
hecha con Amor, y queriendo que todos le den el valor que tiene. Y que si fuera
comprada no habría dinero para pagarla.
¡Con qué sencillez hace lo difícil, fácil; lo grande lo hace chico, y lo chico lo hace grande! El sufrimiento, ya conoce cómo hay que tratarlo, que siendo el mismo sufrimiento, el sitio ya es variado.
Desperté, oí:
Tus
días pasan buscando dónde estas Palabras poner.
Para
que, de boca en boca, vean que de la Tierra no son.
A este
Caso no puede nadie igualarlo.
Hablaban
en la Gloria que las obras de Caridad hechas con Amor quitan los malos pensamientos
al que aquí duda tenga.
Y es
que son Palabras con tanta fuerza, que quitan sufrir y dan paciencia.
El que
te obedezca, a Dios contenta.
A Dios
contenta y él se premia.
Al que
le falte el creer, no puede obedecer.
La
obediencia la hace el Amor o el castigo.
***
Libro 40 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6
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