En Sueño Profético decían:
Si el hombre
mandara en el agua, en el sol y en el aire, como manda por un poco tiempo en la
Tierra, más se condenarían que hoy se condenan.
El hombre,
cogiendo mando, pocas veces a Dios se acerca. Quita la Leyes Divinas y ofrece
el daño en la Tierra.
Si el hombre
tuviera mando en las fuerzas de la Naturaleza, ¿cuántas veces presentaría en
esto su soberbia? Soberbia y falta de caridad para los humildes que mueren de
hambre en la Tierra. Que viven el abandono del que todo le sobra.
Si al hombre,
para comprar el sol, le sirvieran sus monedas, verías el sol a pedazos, como si
fueran parcelas.
Dijo uno:
Todo es falta de Amor. Si el Amor a Dios, el hombre lo sintiera, no podría consentir que el hombre de hambre muriera. Ni de hambre ni por guerras. Por eso, el Amor a Dios, es oxígeno que riega los Caminos que van de Dios.
Desperté, oí:
Ni lo nombrado,
ni la vejez ni la muerte,
no hay nada
para comprarlo.
Comprarlo y pagar,
se entiende.
Comprar la vida
y pagar la muerte
para que vivo
te deje.
Esta muerte y esta vida
es a Dios al
que obedecen.
Ya la vejez llega aprisa
y poco tiempo
la escondes.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7
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