En Sueño Profético decían:
El Amor de Dios, cuando lo
buscas, te espera.
El Amor de Dios, cuando te llega,
es un Poder tan grande, que sin él la vida desprecias.
Este Amor, para cundirlo, tienes
que ofrecerte a Dios con alegría en todo lo que te llegue en la vida.
Sigue el Mando en un espíritu de
Dios, con Palabras dichas por Dios:
Si el sufrimiento se viera como
el Sol y la Luna, más verían que Dios aquí está hablando.
Desperté, oí:
Los ruegos de los que están con
Dios y no tienen cuerpo, valen más que los que el hombre hace.
Si amas a Dios aumentando el
quererlo en todos los momento de tu vida, las penas las pisas y ya las olvidas.
Los espíritus del mal quieren que
el Elegido no disfrute las alegrías.
Pero la Fuerza de Dios hace que
le den una alegría mayor.
Esto lo ve el que todos los
momentos del día está al servicio del Elegido.
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Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C3
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