En Sueño Profético decían:
Las alegrías le
están pudiendo a los sufrimientos. Todo es hacer el bien pensando: “Esto es
tener a Dios contento”.
El que no practique
la Palabra de Dios, manda a Dios sufrimientos.
Dijo uno:
El que no crea
estas Palabras, que son dichas Aquí, en el Reino de Dios, no cree nada de lo
que hay escrito, que su nombre es Evangelio. Pues al no creer, Dios te retira
de al lado del Instrumento.
No se puede creer y
querer rectificar Palabras. Todo lo que diga el que Dios trae Aquí, antes ha
pasado por la Divina Aduana. Cuando el Elegido no tiene seguridad, guarda
silencio. Ahí le dan noticia de silencio, y no la guarda, por ser silencio para
unos y alegría para otros, que esta alegría la necesitan los que cumplen este
Mando.
Desperté, oí:
Es alegría cuando
tu petición es cumplida.
Pensamiento que te
llegue y que en olvido no caiga, sigue con él, porque es pensamiento que Dios
te manda.
Todo lo que hagas
está bien hecho, porque a Dios se lo estás pidiendo en Oración, Oración al
Prójimo.
Que vas repartiendo
alegrías y tapando sufrimientos.
Todo el que quiera
saber cómo el Elegido lleva la vida, que haga copia de los pasos del día y del
descanso de la noche.
Pero a pesar de
esto va repartiendo alegrías.
El que Aquí no vea
a Dios, no Lo verá en la otra Vida.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C7
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