viernes, 30 de junio de 2023

Cordero de Dios

En Sueño Profético hablaban del Poder de Dios, de su Permitir y de su Perdón. Decían:

Tan sólo al ver el milagro en la “Piel de Cordero”, ver de éste brotar agua, estando en una urna guardada, ya es gran pecado el poner duda en lo que aquí está pasando, ya 38 años, todos los días, pudiendo presentar un Mensaje que en el arrobo Dios manda que quede escrito para que sea publicado. Habiendo dejado esta publicación a muchos al descubierto, de los que se nombran cristianos y católicos. Pero este nombre solo aquí no llega.

Sigue un espíritu el Mando de Dios:

Todo el sufrimiento del que Dios trae a su Gloria se lo dan porque saben que los Escritos no son de la Tierra y quisieran que su cuerpo no existiera. Pero el Amor de Dios lo cubre con las Fuerzas Eternas.

Este Caso es único, por la cantidad de años que Dios lleva hablando todos los días.

Si se pudieran ver todas las curaciones que por las peticiones de este Elegido se han concedido, verías a muchos llorando, pidiendo Perdón. Y a otros, asustados, diciendo: “¿Me castigará Dios por no seguir al Elegido?”. Esto en enfermedades del cuerpo. Pero también ha habido muchas curaciones de espíritu. Y también ha retirado a muchos del pecado. Pero esto siempre lo tienen callado.

Desperté, oí:

Por mucho que Aquí se diga de milagros, quedan muchos más callados.

El hombre quiere poner su saber por encima del que le deja la vida.

Ahí, temporal. Aquí, Eterna.

¡Es sufrimiento grande el querer que el mundo sepa estos milagros y tener que callarte!

Decían en la Gloria:

Piel de cordero, que Dios te eligió, poniéndote de ejemplo en alta voz, con estas Palabras:

“Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo”.

“Cordero de Dios, que si el hombre copiara tu amor, el hombre sería manso y le llegaría muerte mandada por Dios, pero no por disparo”.

El interior del cordero es como la piel que lo viste, que le pones las manos y te sientes humilde.

Llegó el sueño y tenía este pensar:

“Señor, que los enfermos que me llamen, se curen, y que vean que has sido Tú y que no he sido yo”.

“Señor, abre caminos, y que vean lo imposible, fácil, y lo fácil, imposible”.

Esto, poniendo a Dios delante.

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Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C5

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