Quedé dormida con este pensar:
“Señor, aunque sea corto el arrobo, que no me falte, porque entonces me siento
más mala”.
En Sueño Profético decían:
Aunque sea corto, el arrobo no
falta, por ser Medicamento que a espíritu y cuerpo les hace falta. Les hace
falta para callar a los que no creían que Esto iba a llegar a donde ha llegado.
Dijo uno:
Pero todavía tiene que formar más
escándalo. Hoy no hay, en el sitio que Esto está pasando, quien pueda presentar
los reconocimientos que el Elegido tiene, que archivados están. Por esto
quisieran los espíritus del mal que el Elegido en la cama se metiera.
Todos los que tienes a tu mando,
que se presenten con tus encargos, diciendo que de Aquí va el Mando. Y no
importa que digan que tu cuerpo está malo.
Desperté, oí:
Al enfermarse tu cuerpo, te quita
las alegrías que al Prójimo llevas todos los días.
Decían en la Gloria, que se ve tu
espíritu al Mando de Dios.
Que esto se ve porque aunque el
cuerpo esté enfermo, lo que tú quieres es que Dios no deje el arrobo.
“Señor, sin tu Mando, la vida no
es vida. Aunque el cuerpo esté malo, en Ti pongo mi confianza. Lo que mandes,
yo lo abrazo”.
“Lo que quiero es que el mundo
sepa que Dios está hablando”.
***
Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C4
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