En Sueño Profético vi mucha gente; hablaban unos con otros; estaban parados en grupos y de pronto empezaron a caminar detrás del Maestro –que yo no vi, yo oí–:
–¡Ya viene el Maestro! ¡Lástima que todos no vayan a oírlo como el Hijo de Dios! Yo quise avisarle de unos mercaderes que iban para condenarlo cuando terminara el sermón. Pero nunca lo he visto solo, siempre va en grupo.
Otro dijo:
–Esos que siempre van con Él, son suyos, porque suyos quieren ser. Yo le oí un día: “Si alguno se cansará de espíritu, Yo no haré de Dios en el Poder, haré de Dios en la Libertad. Si el espíritu no se cansa, Yo haré que lo siga la carne”. Esto fue oírlo, y notarme como si no estuviera en mi carne. ¡Cuántas veces han sido repetidas por mí sus Palabras! Hoy, cuando lo oigas, verás sin duda que es Dios.
Cuando ya llegamos dijo el Maestro:
–Todos los mercaderes que vienen a juzgar al Hijo del Hombre, que den por terminados sus tratos y sus ventas, ya que de aquí se irán diciendo estas Palabras pero no pudiendo juntar otras más. Éstas quedarán para la publicación del Poder de mi Padre, aunque Yo les quite el habla. Y tú –señalando al que quiso avisarle y no pudo, le dijo:
–Como a mi Padre que está en Mí no han podido juzgarlo, mi Padre me manda a Mí a que sean por Mí juzgados. Y tú, si tu espíritu quiere, Yo le daré fuerza a tu carne para que seas mi Discípulo.
Desperté, oí:
¡Cómo Dios reparte a cada uno
lo que de Dios quiere!
Unos van a oírlo hablar
para aplicarle condena.
Otro, poco lo conoce,
pero lo tiene por Bueno.
Y ya, al que lo conoce,
se le quedaron tan adentro
estas Palabras de Dios,
aunque le decían Maestro...:
“Si alguno se cansara de espíritu,
Yo no haré de Dios en el Poder,
haré de Dios en la Libertad”.
Dios siempre se deja ver
en lo que el hombre no ve.
Que le quita la Visión
por no creer que hay Dios.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C7
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