En Sueño Profético decían:
Si quieres entender la Palabra de Dios, búscala, practícala, y ya la entiendes. Pero búscala sin dudas y practícala contento, yendo al Prójimo, que es donde más se aprende, porque el Prójimo es Dios, que espera allí al hombre.
Dijo uno:
Hay quien dice que ama a Dios, y del Prójimo se aparta.
Esto es decir tengo hambre y despreciar comida buena y sin dinero costarse.
Pues todavía es mucho peor decir “amo a Dios” y no busco donde espera, que su nombre es Prójimo.
Esta palabra se oye poco y menos se practica. Que esta es la nota importante para que Dios te elija.
Al Prójimo acude la Caridad que en ti acampa, y ya esta Caridad va curando a espíritus que están enfermos sin enfermedad, que esta enfermedad no la entienden todos por falta de amar. Y le ponen nombres que les agradan más.
Si el hombre viviera vida ahí con esperanza en Ésta, pondría primero este vivir y después el de la Tierra.
Desperté, oí:
Si no ves practicar Caridad,
pon duda cuando digan:
“yo soy de Dios”.
La Caridad es el título
que tú entregas
en la Gloria Celestial.
La Caridad tiene fuerza
para defectos quitar.
Para entender estas Palabras,
tienes tú mucho que amar.
Porque si te falta Amor,
lo que ves puedes juzgar,
creyendo que una acción mala
tú has querido premiar.
Si al que le das la moneda,
se la das pensando en Dios,
ya puede él también pensar
y quitarse de la orilla
que en peligro estaba ya.
Haz el bien como Dios manda,
que haciéndolo como Él quiere,
nunca lo harás mal,
aunque crea que no está bien hecho
el que ama con falsedad.
***
Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C4
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