En Sueño Profético decían:
Alaba más a Dios el que no peca por amarlo, que el que no peca por temor a Dios.
Es de más valor el no pecar por no enfadar a Dios, que no pecar por miedo a Dios.
Igual que es más pecado decir “voy a pecar”, que decir “¿por qué he pecado?”.
Puede hacer pecado mayor el que devuelve el golpe, que el que primero pegó.
Dios enseña a recibir el mal para que enseñes a que el mal no lo hagan.
Dijo uno:
Recibir el bien es sencillo. Recibir el mal es peligroso, si no te acercas a Dios pidiéndole ayuda, diciendo: “Señor, si Tú no devolviste el mal que Te hicieron, ¡cómo lo voy a hacer yo! “Señor, haz que me compadezca del que primero pegó”.
Desperté, oí:
¡Qué cierto que si no estás con Dios, no recibes este cambio: el mal que te hicieron, pagarlo con bien!
Esto es amar a Dios tanto, que sin tú querer, el bien vas dejando.
Hay quien hace el mal y llega a pecado, porque mal le hicieron.
El que ama, huye del que le aconseja que haga lo malo.
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Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C2
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