En
Sueño Profético hablaban de Dios, del hombre, de la Gloria, de la Tierra. Ponían
comparaciones que el Amor hacía entenderlas. Eran comparaciones que dejaban
como párvulos a las carreras, y a los profesores de éstas, como profesores de
las primeras letras.
Dijo
un espíritu con Mando de Dios:
Los
estudios del hombre deberían ser enseñados defendiendo en primer lugar el
espíritu y luego el cuerpo.
Si el
espíritu es de Dios, defiende al cuerpo. Si el espíritu no es de Dios, lleva al
cuerpo por malos caminos y le hace visiones de pecado, y cuando le llega
sufrimiento, las primeras ofensa son para Dios.
Decían,
que el espíritu con Enseñanza de Dios, creyendo en la Vida Eterna, no puede
hacer crimen ni consentir guerras, ni ver cuerpos muertos por el hambre.
Debería
haber clases enseñando del espíritu, para aprender a conocerlo por la manera
que lleva a tu pensamiento.
Si tú
pones a Dios lo primero, en cada pensamiento que te llegue donde la palabra y
la acción no sean de Dios, pídele fuerzas a la Gloria para que te mande ayuda y
conozcas lo que de Dios no viene, aunque esto sean consejos muy cultos de los
que el adelanto hoy tiene.
Desperté,
oí:
Si te
paras a pensar en la enseñanza que hoy hay para hacer al hombre culto, si eres
de Dios, pones al profesor de alumno.
Esto
es cuidar la hoja y secar el árbol.
Cuidar
jaula sin tener pájaro.
Si el
hombre pensara en la muerte del cuerpo, buscaría Eternidad para la Vida del
espíritu.
Que
esta Vida Eterna espera al que la quiera y no desprecie a pobre ni a rico.
Ahora
piensa: si Dios no fuera Dios Dueño de las dos vidas, el pudiente, con su
dinero, en la Gloria metería al malo y al bueno que a Dios no quisiera.
Pero
por muchos estudios y dinero que tengan, si no aman a Dios cuando vive su
cuerpo, después la Gloria les cierra las puertas.
Y se
las abre el Infierno.
¡Es
lástima que el adelanto no ponga adelanto para no perder el Cielo y entrar en
la Gloria!
***
Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C1
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