El tren del Mando Divino

En Sueño Profético decían:

Será recordada y deseada su presencia. En los sitios que estuvo y ya no vuelva, dirán: “Gracias, Señor, por conocerla” o “Perdón, Dios mío, por lo mal que le abrí la puerta”.

Harán el juego con grandes apuestas: unos apostando al sí, y otros apostando al no, aunque el sí vean.

Harán comentarios cuando final vean.

Querrán mantener correspondencia con aquello a lo que antes le cerraron las puertas.

Esto es tren que pasa, se ofrece al viajero y, si nadie sube, sigue su marcha. ¿Qué le importa al tren quien sube o baja? Él sigue su carril, y el que en la estación no esperó su marcha, más lo recordó cuando le hizo falta.

Dijo uno:

Este tren, Mando Divino, va por mar, tierra y aire. Al peregrino que quiere, lo abraza y le da destino. Y al poderoso que huye, lo deja con el pensar que sacara en el momento que no pueda remediar.

El Instrumento es flautista que flauta tocando va, que si él de ti se aleja, no lo puedes remediar, pero si oíste la flauta y le mandaste callar, ¿cómo quieres que el flautista vuelva por tu calle a pasar, teniendo muchas más calles donde esperan su pasar?

Desperté, oí:

Hacen comparaciones en la Gloria,

para explicar y enseñar,

de lo grande y de lo chico

que el hombre tiene en la Tierra.

Dan ventajas para aprender,

siempre que aprender se quiera.

¡Qué fácil cumple el que ama

y qué sencillo ve

lo que el Instrumento manda!

¡Qué poco valor da al tiempo

y qué medir en las palabras tiene

el que a Dios quiere seguir en sus Palabras!

Tiene que ser mal pensar,

de peso y remordimiento,

el que piense: “Yo no oí

y desprecié al Instrumento,

y llego hasta el final,

con mi mal comportamiento”.

La lluvia no necesita

que esté el campo mojado o seco.

Es el campo el que muere

si a la lluvia da desprecio.

La lluvia cae del Cielo

y la Tierra da las gracias

cuando al tallo ve saliendo.

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Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C3