En
Sueño Profético decían:
No debe
extrañar lo que le llegue al Elegido que es elegido para enseñar. Le llegarán
alegrías y sufrimientos, para que pueda aconsejar y dar ejemplo con su
contestar a la alegría y su llamar a Dios en el sufrimiento con estas palabras:
“Señor, yo guardo el sufrir, para que el hombre no Te ofenda”.
Sigue
el Mensaje un espíritu que cuando tuvo cuerpo le llegaron grandes sufrimientos:
“Yo
tenía tres hijos, y ninguno podía oír la Palabra Dios porque no tenían en sus
manos lo que tenían unos amigos suyos, por tener más ingresos de los que yo
podía darles. Vivíamos con unos parientes de mi mujer y madre de mis hijos. Mi
mujer murió cuando nuestros hijos tenían: el mayor, 10 años; 7 el que le seguía;
y 5 el más pequeño. Esta familia llamaba a mi mujer para oírla. Siempre les
estaba poniendo comparaciones de otros que otros sufrimientos tenían, porque
ella sabía que de la enfermedad que tenía no se curaba, y a la Virgen le decía
con sus hijos delante: “Si yo no muero y Dios no está con vosotros, prefiero la
muerte, porque yo sé que Dios os dará todo lo que hoy estáis pidiendo”.
Esta
mujer llamaba al mayor y le contaba, con el padre delante, el sueño que había
tenido. Decía: “Esta noche he visto a Dios y me ha dicho que cuando deje la
Tierra, mis hijos estarán en la iglesia y tendrán todo lo que quieran”.
Desperté,
oí:
De
esta mujer, su sufrir era que sus hijos no nombraban a Dios, porque la familia
que les ayudaba, de Dios no quería saber nada.
Cuando
a la madre Dios le concedió su petición, dieron los hijos y el marido gran
ejemplo en el pueblo.
Ella,
cuando iban a verla, decía: “Yo sé que me voy con Dios, porque yo ofrezco mi
vida para que luego todos nos juntemos queriendo a Dios, porque sin Dios no
tienes Vida”.
También
decía: “Delante del que no quiere a Dios, no decid que mi enfermedad es grave”.
“Porque
sin Amor a Dios, en los sufrimientos Lo ofenden”.
Esta
mujer murió con la confianza de que su enfermedad era para que los suyos a Dios
amaran y la Gloria no perdieran.
Decían
en la Gloria: “Si a Dios le pides con Fe y tus sufrimientos escondes, das
Enseñanza de Amor, que muy pocos la comprenden”.
El
sueño tardaba, y del pensamiento del Elegido no se quitaban los más suyos.
El
Mensaje decía como dice este Elegido: que el sufrir escondido, quita de que
digan: “¡Dios!, ¿por qué has permitido?”.
Amando
mucho a Dios, el sufrimiento sirve de ejemplo para el que se queja y sus quejas
ofenden a Dios.
En
este arrobo hablaban tanto, que no todo se ha dictado.
***
Libro 55 - Invesitgaciones a la Verdad - Tomo IX - C4
Que buena madre! Así, como esta madre deberíamos ser todas las madres.
ResponderEliminar