En Sueño Profético decían:
Cuando Dios habla en un Lugar,
este Lugar siente, la mayoría de veces, palabras o hechos que mandan. Pero no
oye palabras, ni está en el Sueño Profético. Pero el Poder de Dios y su Mando
siempre están comunicando para hacer o para ver lo que ya estaba hecho.
Dijo un espíritu de Dios:
Aquí empieza el sufrir: ¿cómo
reñir o dar alegrías cuando no has oído palabras o has visto imágenes? Pero lo
que sientes es más grande. ¿Cómo explicar este Mando y este sentir, más de Dios
que del hombre? Pues esto, más de una vez, el Elegido lo siente. Pero cómo
explicar este sentir, que es de Dios, para darles fuerzas a los que son de Él. Esto
tiene un valor tan grande, que con nada puede compararse.
Si pronto se consiguiera que estos Mensajes se cantaran en alta voz, vivirías alegrías y despedirías las penas. Que estas penas están contigo hasta que te piden saber lo que Dios dice.
Desperté, oí:
Por mucho que se hable de este
Caso de Dios al hombre, se dice poco.
Aquí llegará el momento que Dios
prohíba que, el que no Lo ame, oiga el Mensaje.
Tú pon primero estas Palabras que
dictan desde Cielo:
“Señor, sin tu Mando ya no vivo.
Porque verte y no mandarme, no es vida para mí, que esto Tú lo sabes”.
El que oiga estos Mensajes no
pude poner duda de que esto Dios lo hable.
***
Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C6
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