En Sueño
Profético enseñaban para
luego tú enseñar. Hacían comparaciones y a veces presentaban Visión, como esta
que ahora se dicta:
Vi unos olivos y unos recogían las olivas del suelo,
pero con afán y sin descanso. Viendo estos hombres que el olivo tenía más
olivas en su copa y en sus ramas altas, quisieron intentar cómo echarlas al
suelo. Y dijo uno:
Esta escena sirvió para que Jesús Hombre enseñara a
sus Discípulos lo que muchas veces no podían comprender.
Estando en esos afanes, llegó el dueño del olivar y
dijo:
—Seguid
vosotros limpiando el suelo y llenando los capachos, que así vais bien. Y
luego, cuando llegue la noche, os pondrá contentos el sueldo. Todas las que no
podéis alcanzar, dejadlas, que ya las vendrán buscando y preparados con
escaleras. Vosotros seguid llenando, que a los dos nos tiene cuenta, por si la
nube descarga o por si el cielo capa hiciera.
Terminado todo esto, dijo el Maestro:
—Hacer lo que Yo os mande, con afán y sin descanso, y donde no
alcancéis, por fuerza o por altura, llamad en Mí a mi Padre, que Yo os serviré
de escalera para hacer lo que nadie alcance. Pero perdáis el tiempo.
Estos hombres dejaban de llenar capachos por unas
olivas que eran la discusión de cómo cogerlas.
Desperté, oí:
Hizo el Maestro aquel día que más durarán las
palabras que todos los días formaban para alcanzar las olivas.
Para que el dueño dijera que cada uno se ocupe de la
labor que pueda.
Que luego él mandaría a varear con varas y
escaleras.
Esta parábola sirve para que ames a Dios y en todo
quieras servirle.
Y lo que alcanzar no puedas, echa la mirada al Cielo
y Él lo hará con escalera.
Pero que no te quiten con palabras y con quimeras de
seguirle a Dios los pasos para achicar la faena.
Estos hombres había veces que el jornal tenía merma,
porque la cizaña iba disfrazada y escondida entre la tierra.
***
Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C4
No hay comentarios:
Publicar un comentario