En Sueño Profético decían:
El que no crea que aquí hable
Dios, no se merece el Perdón, cuando a Dios se lo pidiera por estar al
descubierto para el que quisiera verlo.
Las horas de sueño para el cuerpo
son pocas, tan pocas que, si no están viéndolo, es difícil el creerlo, ya que
son todas las noches iguales.
Dijo uno con Mando de la Gloria:
A cuatro horas de sueño hay
noches que no llega. Y esto el Elegido lo ve bien, sin enfado y sin cansancio.
Siempre tiene en su pensamiento y en sus palabras: “Yo no puedo evitarlo. Dios
lo permite y yo lo abrazo. Pero Dios sí podría hacer que el mundo se acabara,
con aire, niebla o agua. Pues cuando Él no lo hace, ¿quién soy yo para formar
un escándalo?”. Pero esto son notas para comparar con lo normal del sueño, que
aquí son días y años sin cambio. Y a esto hay que ponerle las notas del poco
descanso del cuerpo, y el ver el gran desprecio que el hombre le tiene a estos
Escritos dictados por Dios en el Cielo. Siendo Dios Hombre, dicen que igual a
Él le hicieron.
Aquí no hay duda de que es Dios
el que esto dicta, por los Libros, que hablan de todo lo del Cielo y la
Tierra.
Al Elegido, esto le da alegría y
pena, al ver que no puede hacer que esto sea Enseñanza para que el mundo
cambie.
Desperté, oí:
Es gran alegría decir: “Dios me
habla y me manda que no ponga silencio a estos Mensajes”.
Pero es sufrir grande no saber
qué hacer para que la Iglesia esto lo cogiera con todos los justificantes que
aquí hay.
Que si esto así no fuera, puede
que el mundo, por Amor a Dios o por miedo, cambiara.
Decían que aquí había muchos
justificantes de la vida del Elegido. Que de no ser de Dios, el cuerpo hace
tiempo que habría desaparecido.
***
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C3
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