miércoles, 1 de mayo de 2024

El que os siga, ya que Me diga Maestro

En Sueño Profético decían:

Tu presencia que no falte donde tu presencia pidan. Que si este pedir es creyendo lo que dicen los Libros que están publicados, tienen que ver muchas veces milagros.

Sigue el Mensaje un Discípulo de Dios, un Discípulo que cuando Dios bajó a la Tierra con Cuerpo seguía a su Maestro:

“Cuando a nosotros, los Discípulos, nos paraban para hacernos preguntas, ya estábamos enseñados y sabíamos si la pregunta era porque seguíamos al Maestro por creer que era Dios o para intentar retirarnos del que no podíamos ya vivir sin Él, por ser Dios, aunque Él se quitaba la Palabra Dios y la ponía en Dios Padre”.

Cuando predicaba en la montaña, decía: “Yo soy Dios Hijo, por mi Padre mandado para que hable de su Gloria, que es la misma mía, porque aunque seamos Tres Dioses: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, somos un Único Dios”.

Seguiré contando como eran las preguntas de creer y amar y las de no creer:

“El que creía, se acercaba a nosotros con alegría y con temor. Con temor, por creer no merecerse el poder hablar con la misma Fuerza que nosotros, los Discípulos, del Maestro”.

“Al que no creía en el Maestro, o creía y no Lo respetaba, se le notaba en sus preguntas. Un día se acercaron dos con buena presencia de ropa y esto preguntaron:

—¿Para querer al Maestro –que vosotros tenéis por Dios–, hace falta dejarlo todo y estar a su Mando sin estar en ningún trabajo?”.

Ya llegó el Maestro y contestó:

—El trabajo que Yo les doy a mis Discípulos es para salvar a los que creen que Yo soy Dios Hijo, por mi Padre enviado. Y tu descanso es para que no se hable de mi Existencia y vivan como tú: condenados.

Hubiera sido mejor que éstos no se hubieran acercado.

Desperté, oí:

En este arrobo Dios ha querido que se dijeran Hechos que ocurrieron cuando vivió con Cuerpo en la Tierra con el hombre.

El que creía y amaba, nos decía: ¿Qué haría yo para que el Maestro me llamará Discípulo como a vosotros os llama?

Esto se lo contábamos al Maestro y ya nos daba el responder que Aquí me mandan dictar:

“Del que quiera ser mi Discípulo, Yo más quiero ser su Maestro”

“Pero tiene que poner la Tierra para alimento del cuerpo”.

“Y su pensar, en el Cielo, porque allí es donde está la Vida Eterna, sin cuerpo ni suelo”.

“El que os siga, ya que Me diga Maestro”.

Un Discípulo de Dios

***

Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C5

No hay comentarios:

Publicar un comentario