En Sueño Profético vi un río, y en la orilla unas barcas más bien viejas. Había un hombre de aspecto humilde, con unos pantalones y chaquetón como de piel de cabra; más bien que de chaquetón tenía forma de escapulario. Este hombre decía:
Estas barcas pasaron por este río al Maestro y a sus Discípulos. A mi padre yo le ayudaba en este trabajo que su profesión era. Siempre quedaban parados ultimando las Palabras que el Maestro les decía, que más se paraban ultimando, al coger la barca, que al dejarla. Catorce años yo tenía cuando esto que aquí cuento: Iban un día cuatro, y cinco con el Maestro, y los cuatro querían reformar la llegada al sitio que irían cuando bajaran a tierra. Quedó el Maestro parado y no los dejó mover pie. Estas Palabras salen para todos:
–Quiero no sólo que me sigáis, quiero primero obediencia. Si obedecéis, podéis seguirme, porque la obediencia está primero. Del seguir sin obediencia, soy Yo el que me retiro y no dejo que a Mí se acerquen, porque seguir sin obediencia, rompe las Leyes de mi Padre. Yo soy Dios Hijo y vivo a la obediencia de mi Padre. Mientras no vaya al Padre mi Espíritu, tengo obediencia al Padre, aunque Yo soy Padre e Hijo, pero ahora vivo de Hombre.
Uno inclinó la cabeza como señal para todos, y todos se pusieron de rodillas. Otra vez se oyó:
–Levantaos, que esto es Enseñanza.
Desperté, oí:
Es Enseñanza porque había Amor, y ellos devuelven adoración.
Dios Hombre ama, pero enseña.
Enseña a que reconozcan que es Dios hecho Hombre, y por ser Hombre tiene obediencia.
Si no tuviera obediencia al Padre, no enseñaría que Él era el Hijo.
Ellos, los cuatro, creían juntar más inteligencia que el mismo Dios.
Tal vez por el mucho Amor que le tenían.
Esta era la Enseñanza: hacerle pensar el Maestro, que por mucha inteligencia, Él era el Dios del Cielo.
El Dueño de las palabras que ellos estaban diciendo.
¡Qué Enseñanza da Dios Hombre, de Discípulos y Maestro!
Si haces como los de la barca, que esto sea por Quererlo.
***
Seguimos queriendo enmendar la plana a Dios, aunque en este caso había amor y Jesús, con Amor corrige.
ResponderEliminarUna de las cosas que nos pasaba con Anita es que tenía tanta humildad y era tan normal que se nos olvidaba muchas veces con quién estábamos hablando, en muchas ocasiones nos pasó lo mismo que en el Mensaje se está hablando, y la corrección era hecha con tanto Amor...
ResponderEliminar@Mapi
ResponderEliminarPor mucho que ames, si no tienes obediencia te puedes equivocar. Si obedeces no te equivocas. Para los que estuvimos cerca de Anita la obediencia era lo primero.
@Juan Jos� Hola Juan José, el Amor al que me refiero era al que ella tenía para con nosotros. Nosotros, los que estuvimos con ella, como tú bien dices la obediencia era lo primero.
ResponderEliminarElla nos amaba tal como éramos, nos enseñaba y esperaba que nosotros tuviéramos el amor suficiente para entenderla, te doy la razón, era primero la obediencia, por eso ella nos tenía como íntimos, y la obediencia nos llevaba a amar, pero por mi parte no estoy muy segura que entendiera a la perfección todo lo que Dios esperaba y espera de mí, sólo me queda obedecer y Pedirle Luz para que entienda sus Caminos.
Maravilloso Mensaje.
ResponderEliminarLa obediencia es lo primero.
Pero entiendo que cuando los Discípulos estaban con Jesús a veces olvidaran que era Dios Hijo y que la obediencia era imprescindible para seguirlo. Y no porque no quisieran obedecer, sino que por el amor que sentían quisieran aportar otra forma de hacer las cosas. Luego eso te puede llevar a enmendar el mando de Dios y es cuando Jesús los para y da enseñanza sobre lo importante que es la obediencia.
Cuando Anita estuvo entre nosotros, todos aquellos que estábamos muy cerca de Ella pasamos por esa situación en muchas ocasiones, y la veías con pesar haciéndonos ver que primero era la obediencia. Le pido perdón por ello.