En Sueño Profético decían:
Si no hay arrobo,
no dices Sueño Profético. Y si no hay sufrimiento, no puede haber Enseñanza de
espíritu. Todo es saber y vivir aquello que otro dijo. Pero no es lo mismo
contar el hecho, que vivirlo uno mismo.
Dijo uno:
Hay tanta
diferencia entre mojarte tú a que veas a otro mojado, que si coges enseñanza,
lo verás todo cambiado: lo del que habla porque lo vio y lo del que cuenta su
caso. Por eso son pocos, o ninguno, los que Dios aquí ha enseñado sin que a Él
lo hayan seguido, buscándolo en el Calvario.
¿A que esto no lo
piensa el hombre antes de pedirle a Dios cuentas? ¿A que no se hace examen de
actuaciones, con razón o sin razón, y él mismo se clasifica, diciendo: “Yo
nunca seré elegido en esta grande medida que lo es este Elegido”?
Pues fue el
espíritu a la carne enseñando en un principio, diciendo: “Si Dios sufrió y
sufre, ¿quién soy yo para no Seguirlo? Ya me mandará las fuerzas que mi cuerpo
necesite y tomaré el consejo que Dios a mi espíritu le envíe. ¿Quién me guiará
mejor que Dios cuando yo quiera ser suya?”.
Desperté, oí:
Hay a quien le sirve el sufrir
para que Dios luego
diga:
¡Me vas a servir a
Mí!
Y entonces tiene el pago,
con Licencia de Aquí
para enseñar su
Mando.
Para contar de esta Gloria,
lo que el hombre jamás puede saber
por talento, por dinero
o por cargos que
tuviera.
¡Cómo comparan en la Gloria
el ver a alguien mojado
o mojarte tú tu
ropa!
No es la misma reacción
cansarte tú,
que ver a uno
cansado.
Pero si antes te cansaste tú
por andar camino largo,
ya sabrás como orientarlo
para que saque partido
de aquel andar ya
pasado.
Enseña más,
sufrimiento amando a Dios,
porque ves a Dios a
tu lado.
Hay quien sufre y no Le sirve
porque no está preparado,
y entonces es
cuando sufre.
Y hay quien sufre con la confianza
de que Dios sabe su sufrir,
y Él verá por qué
así pasa.
Estos son los que Le sirven a Dios
cuando Él da la
llamada.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C1
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