miércoles, 14 de septiembre de 2022

No se debe juzgar

En Sueño Profético decían:

No se debe juzgar, pero si alguna vez juzgas, tienes que saber juzgar y no querer ofender con tu forma de hacerlo, y tienes que creer que con lo que juzgas, a Dios vas a agradar.

Perseguir y desmentir al que diga “Dios me manda”, sin seguirle sus pasos, es hacer mal juzgar. Y si sus pasos seguiste y vivía y enseñaba estas Palabras, ya tiene premio de Arriba, y el juzgar debe ser sin ofender su vida.

Dijo uno:

Al hombre le sirven poco las Palabras que Dios Hijo le dejó en la Tierra y que se nombran Evangelio. Todo el que vaya haciendo el bien y diga “Dios me manda o me ha mandado”, a Dios no ofende, ni Dios se dará por enfadado.

¿Ha pensado el hombre, en alguien que al ver a otro caído, lo levanta, y al levantarlo le dice: “Dios me ha dicho que venga y que te dé comida y cobijo”, y que éste llegue a una casa donde la Paz desconozcan y vivan el olvido de este Dios Omnipotente, y haga que haya calma y a Dios se nombre?” Si éste dice, “Dios me ha dicho que venga”, ¿por qué poner duda? Ha podido sentir en su Amor al Prójimo, este Mando y esta Fuerza que siente todo aquel que a Dios quiere servir.

Pues aquí es imperdonable la duda que el hombre ponga, presentando estos Escritos teológicos y con esta gran riqueza de palabras de Visiones de este Mundo sin materia.

Desperté, oí:

Todo el que vaya vistiendo al desnudo, dando de comer al hambriento y quitando del pecado, no puede ir a Dios ofendiendo.

Aunque diga: “Dios me ha dicho”.

Pues si aquí ven Enseñanza, y el hombre ve que de la Tierra no es, ¿alguien tiene que mandarla?

¡Es más sencillo leer y ver la cantidad de palabras que hay, sin que admitan reformarlas!

Si todos los hombres de la Tierra, un día se fueran abrazando, no queriendo guerras y diciendo: “Me manda Dios, que por su Paz sea cambiado el crimen, y que destruya este cerro de pecados”.

Cómo quedaría el hombre ante la Presencia de Dios, el que se quedara fuera y se pusiera a juzgarlo.

A aquel que Le sirva a Dios de palabras, ejemplo y hechos, dile Amén y no lo juzgues, porque en contra vas del Cielo.

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Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C2

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