En Sueño Profético decían:
El Amor a Dios se compra con las monedas que el Prójimo Aquí mande, que fueron entregadas por ti.
El Amor a Dios tiene un precio que todos pueden comprarlo. Es barato el comprarlo, y luego no tiene precio.
Al sentirte este Amor de fuego, ya ves todo apagado, si comparas amor de tierra con Amor de Cielo.
El Amor a Dios, unas veces te hace fuerte, y otras veces tú no te sientes con fuerza para tirar del Amor donde quieres que lo quieran.
El Amor a Dios te da alegría y tristeza; te hace que perdones; y otras veces, este Amor, te empuja a que condenes.
Yo tenía grandes luchas,
y siempre podía el Amor.
De este fuego me salían
palabras, pero sin voz,
y la mirada iba al Cielo
y ya podía el Amor.
Desperté, oí:
Este Amor te exige y quema,
porque sabe que respondes
y que el “sí” nunca le niegas.
Este Amor, si no lo sientes,
no vives Vida por dentro,
y te hará desafío,
alegría o sufrimiento,
ser pobre o que seas rico,
porque alegría de Dios
no tiene casa ni sitio.
Esta alegría es humilde
y su casa es el Espíritu.
Si no sientes este Amor,
di, “estoy muerto”,
aunque te tengan por vivo.
Porque vivir sin Amor,
siempre sentirás el frío
de la distancia de Dios.
¡Ay vida que engaña al hombre
para que Vida no viva!
¡Ay Vida que el que te quiere,
de la muerte lo retiras!
Cuando te sientas sin fuego,
di, “estoy muerto”,
aunque te vean con vida.
TERESA DE ÁVILA
***
Impresiona ver el Mensaje de Sta. Teresa, es su mismo estilo, cómo pone al Amor de Dios como un personaje, que te obliga a hacer lo que a Dios agrada, cuando es la misma persona la que se obliga a sí misma.
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