En Sueño Profético hablaban de las formas y costumbres que el hombre tenía de pedir a Dios. Decían:
Cuando es Amor con fuerza, siempre estas pidiendo para que Dios no falte de tu presencia. Unas veces pides, y otras, es su Nombre el que siempre tienes en tu memoria. Pero esto ya es Pedirle.
Dijo uno:
A mí me enseñaron (y yo enseñé a muchos) que a Dios había que Pedirle al empiezo del día y al empiezo de la noche. Y que este fuera el primer pedir:
"¡Gracias Señor que he llegado a la noche acordándome de Ti!" Y las mismas palabras al empiezo del día: "¡Gracias Señor, que hoy Te tenga en mi mente como el día anterior, hasta llegar la noche! Todo lo quiero Contigo, para que Tu guía me lleve. Yo Te pido, Señor, que me exijas seguir tu Camino, y que lo que yo Te pida, nunca sea contentar al enemigo. Si tu contestar yo acepto, sé que ya no Te ofendo".
Desperté, oí:
Nunca Le pedí a Dios y reservaba el Pagarle después de ver el Milagro. Que esto de Pagarle, lo oía yo en otros.
Yo, si podía hacer que esas palabras quitaran, no podía contener en mi boca estas palabras:
"Entonces, tu pedir es un cambio. Si El te da el pedir, tu le das el pago".
Dios, porque es Dios, oye así.
Si este pedir Dios lo contestara, Dios no concedía nada.
Porque este pedir es del hombre, con intereses, que si no cumple, la cárcel será su casa.
Dios, si no cumples sus Palabras, espera y manda de su Gloria que las enseñes y a cambio no pide nada.
Pídele a Dios que de Él te acuerdes al llegar el día y al llegar la noche.
Al llegar el día, para seguir sus Pasos.
Al llegar la noche, para Decirle:
¡Señor, si hoy he hecho mal, haz que mañana lo enmiende!
Porque el mal que el hombre hace es sufrir que a Ti te viene.
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