En Sueño Profético decían:
Si Dios no trajera
a nadie a su Gloria para que justificara la Existencia de Dios, todo hombre se
condenaría, porque el pecado se presenta y se defiende diciendo: “¡Esto no es
pecado!” Si así se defendieran las Cosas de Dios, los hombres vivirían seguros,
mientras tuvieran materia, de que no perderían la Gloria.
Pues este es el
grande sufrir del que Dios trae a su Gloria. Él pone una muralla entre el pecado
y la carne. ¡Pero qué trabajo cuesta hacer que comprendan y acepten! Antes:
aceptar. Y luego: comprender lo que él en la Gloria ve, le dicen y siente.
Si Esto no quedara
escrito, ya se habrían juntado los Demonios diciendo que es mentira. Pero el
que lea estos Dictados, ve que tienen la Fuerza de la Palabra del Cielo. Ni
Jerarquías de la Iglesia, ni el mejor letrado, escritor u orador de masas,
puede compararse con este “Diciendo” de Dios, que día a día manda un Tema, una
Aclaración y una Enseñanza.
Dijo uno:
¿Qué más quiere ver
el hombre que a este Dios hecho Palabra? ¿Qué más que presentar un manco, de
dos manos, un trabajo manual y decir: “Dios me ayuda y me dice que lo haga, y
mis zoquetas se mueven como si las manos no faltaran?” ¿Qué más pruebas quiere
ver el hombre en estos Escritos Sagrados, que Dios dice al espíritu primero,
que es el que lleva la fuerza para luchar con la carne?
Desperté, oí:
El hombre Aquí ve
Verdad, pero él no quiere verla.
Porque al decir
Verdad tiene que tener obediencia al Mando que Dios da.
El hombre sabe que
hay Dios, pero Le pone otro nombre.
¡Cómo comparan en
la Gloria un trabajo manual del que las manos no tiene!
Pues cómo escribir
esta amplia e inmensa Teología ningún hombre de la Tierra.
Dios manda en la Gloria
que estas palabras se repitan una y mil veces:
“Este elegir de
Dios, hoy es único, con esta Enseñanza Divina”.
Pues este
”Diciendo” es sin parada, mientras su materia viva.
El hombre ya se
condena al querer que sea mentira.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C5
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