sábado, 24 de agosto de 2024

El Libro

En Sueño Profético hablaban de leer lo que al Elegido mandan que escriba y luego oír al Elegido contar lo que ha escrito. Aquí ven que ha sido Dictado que viene de otro Mando, que es Dios. Estos Escritos jamás serán superados, por ser Palabra de Dios.

Dijo uno:

Luego, oyes al Elegido explicando lo que no puede escribir, no porque le hayan mandado que escriba y guarde los escritos, es por sentir que es para palabras pero no para Libros. Aunque los Libros leas, te faltará oír respuestas que no dan los Libros. Te faltará, como decían los Discípulos, “Maestro, y luego a quién preguntamos”. Y Él contestaba: “Yo tengo que irme, pero mi Espíritu mando, que soy Yo mismo”.

Esto ellos oían y lo daban por fijo, pero ya no era Cuerpo, ya era Espíritu. Ya no podían decir: “allí viene el Maestro”. Ya leerían: “cuando vino el Maestro…”. Ya hablarían de Él y de lo que aprendieron, pero no era igual que oír al Maestro. Ya no habría riña por haber hecho aquello por lo que siempre era la riña, para que pudiéramos defendernos del que iba a su contra y quería que desmintiéramos al Maestro, bien de palabras o bien con hechos.

Todo el sentir que sentíamos, en los Libros no lo pusieron. Quedó la gran Enseñanza con el nombre de Evangelio. Pero las respuestas y el sentir el eco de su Voz, esto tenías tú que oírlo.

Desperté, oí:

Del que tiene contacto con Dios en esta medida, si lo oyes, haces un libro.

Un libro de su sentir, que nadie puede explicarlo.

Porque tan sólo con un sentir acabas libro llenando.

¿Cómo escribir los Discípulos todo lo que ellos contaron, preguntas y reacciones que en los Hechos les pasaron?

A veces se reunían cuando se iban del lado del Maestro, porque Él los repartía.

¡Qué cosa me entró en el cuerpo cuando vi que Él lo sabía!

Otras veces, al regreso, era hablar de su Figura, de la sensación que dio, a unos en llanto, a otros en risa, que esto era peor porque el llanto les venía pidiéndole el Perdón.

Todo puedes escribirlo y entendido quedará, pero el sentir que tú sientas es pregunta y contestar.

En el sentir que queda escrito, la pregunta y la respuesta tú te la tienes que dar.

Y a veces, sin tú quererlo, mal te la tendrás que dar.

Porque el sentir, la alegría y el dolor es tuyo ese explicar.

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Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C5

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