En Sueño Profético hablaban del que Dios elige y del que lo
cree y a Dios ama.
Decían, que si el que Dios elige, dijera
lo que Dios no le dice, para darse más importancia, Dios lo dejaría al
descubierto y ya no tendría Poder para decir: “Dios me manda que publique sus
Palabras, sin miedo, y arroba mi espíritu”. Cuando al Elegido le dan las
Palabras en la Gloria, éstas son publicadas en Libros.
Dijo un espíritu de la Gloria:
Pues igual que aquí se ve la Verdad que
Dios está hablando, lo mismo se ve el que más cree que Esto es de Dios. El que
más cree, no mueve un pie sin consultarle al Elegido, por si el pie no
estuviera en buen sitio.
Ya sigue contestándole a este espíritu de
la Gloria, Santiago, Discípulo del Maestro, como Él quería que Le llamaran:
Nosotros, cuando no íbamos pregonando las
Palabras de Dios Hijo, Maestro para sus Discípulos, nos decía:
“El que más os consulte lo que va a
hacer, es porque más cree que vuestra contestación es mía. El que no pregunte y
sin preguntar haga compras y ventas, el creer de mis Discípulos no les llega”.
Estas Palabras, cuando las decíamos, ya
muchos cambiaban y contaban lo que iban a hacer, para que les diéramos el
consejo.
Desperté, oí:
¡Qué bien dichas están estas Palabras que
decían los Discípulos de Dios Hijo y que Él quería que se dijeran!
Lo que repetían era, que cuando se cree y
se ama a Dios, no puedes guardarle secretos y cuentas, y haces todo lo que Dios
manda.
Porque si crees, preguntas al que crees
que está más cerca del Elegido.
El que hace todo sin consultar con el que
se está nombrando, no cree que sepa más el que está Dios en él hablando.
El ser Elegido de Dios tiene grandes
alegrías y grandes sufrimientos.
Que los sufrimientos son cuando ves que
dan desprecio a estas Palabras de Dios.
Los desprecios al Elegido no son a
él, son al Dueño de los dos Mundos, que es Dios.
Todas las respuestas que dé el Elegido
cuando le hagan preguntas para hacer el bien, éstas Dios se las da.
El que no quiera oír estas Palabras es
porque en Dios no cree.
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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C4
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