jueves, 29 de agosto de 2024

No sigas el adelanto si te retiras de Dios

En Sueño Profético decían:

Qué afán tiene el hombre por cambiar lo que Dios jamás mandará que el hombre le dé cambio. Qué enfermedad contagiosa tiene el hombre del pecado, que en vez de inventar medicamento para curar a inocentes, va contagiando con su forma de actuar. Y a esto le llama adelanto, progreso, cultura. Que Aquí le llaman fracaso, fracaso porque la cultura son conocimientos de todo lo de ese mundo. Y ese mundo te dirá que existe Éste primero y te hablará del Antiguo y del Nuevo Testamento, de la Bajada de Dios, que Dios mismo se hizo Cuerpo y vivió entre los hombres diciendo:

          – Yo soy Dios Hijo y mi Padre, que soy Yo, está en mi Reino sin cuerpo.

Esto debería de entrar en la cultura primero, y ya cuidaría el hombre antes el espíritu que el cuerpo.

Dijo uno:

¿Por qué no estudia el hombre para qué sirve su cultura y su invento? Pongamos un comparar: ¿Puede el hombre detener la vida? ¿Puede hacer que al niño, al nacer, le dé tal crecimiento que lo veas hoy de niño y mañana de caballero? ¿Ni el varón que sea madre, ni que el joven nunca sea viejo hasta que la muerte lo alcance, ni dar un certificado asegurando que nunca se enferma esta carne, ni mañana saber lo que el mañana le trae?

Todo esto se ha dicho para que el hombre lo piense.

Desperté, oí:

¿Qué adelanto le ve el hombre a abrazar tanto ese mundo y a Éste que no lo nombre?

El hombre hace adelanto, pero si de Aquí se aparta se le convierte en fracaso.

Qué nombre le dan en la Gloria al pecado que en cultura lo quiere poner el hombre:

Enfermedad contagiosa fomentada por el hombre.

Cuidar la hoja del árbol y la raíz que se seque.

Si el hombre utilizara la cultura para conocer a Dios, todo lo vería sin peso, sin altura, sin valor.

Y ya le daría precio a la Palabra de Dios.

No sigas el adelanto si te retiras de Dios, que acabarás contagiando.

El primer hombre que piense que sin Dios no hay adelanto será un grande inventor y enemigo del pecado.

***

Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII - C1

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