En Sueño Profético decían estas palabras, con Mando de Dios, para este Elegido que su vida es por pocos querida y por muchos despreciada. Ya se dicen las palabras:
Piensa que cada día se irán agrandando las alegrías y entonces buscarán la presencia de este Elegido por Dios, diciendo: “Yo Esto lo sabía, pero el tiempo no me dejaba oír las Palabras que están en los Libros”. Pero el que cree y ama no puede dar un paso sin consultar, con creencia, en el que tiene su Poder para que lo que diga sea aceptado y, a Dios, dándole gracias por tener contacto con el Elegido.
Todos los que conocen este Caso deberían creer que todo lo que hace o manda el Elegido no es suyo. Pues el que esto así crea tiene que pensar que lo que diga el Elegido tiene que aceptar. Y el que no lo acepte, que piense que en contra de la Palabra de Dios está. Y ya el Elegido, su interior, desprecio da cuando quieran que a Dios pida por querer que les conceda petición de grandes cargos o de enfermedad curar. Entonces, es cuando al Elegido le ponen grande amistad. Si no tienen de lo que se ha nombrado, la presencia del Elegido no tiene sitio, poniéndolo a él el primero.
Desperté, oí:
Este Mensaje hablaba, al principio, de que una Cosa tan grande cómo intentan cambiarla, sin pensar que lo que diga el Elegido es verdad, porque lo que dice, Dios se lo ha dicho ya.
Pues el pensar que tienen es pensar de falta de creencia, porque la presencia de Dios no la llevan ni dentro de su espíritu ni fuera, en su cuerpo.
Estando diciendo estas palabras, la Imagen de Dios la tenía cerca, y los Humos Divinos cubrían el Cuerpo del Señor.
Vi a la carne que Dios me unió, en su despacho, como cuando copiaba los Mensajes. Su mirada parecía alegre, y decía:
- Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo hace falta a tu espíritu para hacer la Obra que tantos años estás haciendo. Esto que yo digo lo dicen espíritus de Dios en mi espíritu.
Sigue pidiendo que la Presentación de los Libros y cintas sea pronto, para que Dios aparte los sufrimientos que aquí quieren poner.
Teniendo siempre la presencia de Dios en tu pensamiento, ya el cuerpo retira el mal que quieren que hagan todos lo que están aquí unidos, cada uno con su camino para llegar al Cielo.
Con los que están aquí unidos tengo una grande confianza para decirles, en lo que hagan, si me gusta, sí; y a lo que no sea de mi Camino, de vivir el Mando de Dios, un no les doy grande y ellos su alegría no la esconden.
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Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V
Así era en Verdad y Verdad aún sigue siendo porque los que estábamos con Ella la vida la seguimos igual como cuando vivió su Cuerpo.
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