En Sueño Profético hablaban del tiempo, de lo que pasó, de lo que esperas que venga, de lo que tienes delante, de lo que lejos te dejas, de lo que el hombre se aparta sabiendo que bien le renta.
Dijo uno:
Es que al hombre siempre lo manejan, como no practique los Mandamientos de Dios, para que viva mal aunque él, en el momento, no lo vea. Al hombre visión y reflejos se le empañan cuando no comparte pensamiento y acción con Dios y ya queda como animal que no es doméstico, porque el animal que admite enseñanza teme castigo del hombre, aunque no tenga ni sentimientos ni inteligencia por no vivir en él el espíritu. Pues peor que el animal queda el hombre, ya que si le falta amar a Dios, como Dios deja Libertad, no teme castigo y hace su vida peor que el animal al que le dan castigo.
El hombre sin practicar las Leyes de Dios será la destrucción de su misma persona, se condenará él mismo por su mal vivir y su mal ejemplo, se cansará de correr y a Dios tendrá descontento y cuando quiera parar la vida, que sin querer ha llevado, entonces dirá: “Dios mío he vivido equivocado”.
Desperté, oí:
Con estas aclaraciones tiene el hombre que aprender.
Con estas comparaciones es fácil el retroceder.
El hombre baja de clase en el tiempo que otros pasan y esperan el venidero con alegrías y agrado.
Pero el tiempo, en el camino, a los hombres está esperando para decirles que Dios no tiene tiempos pasados.
Que no crean que Dios fue un Dios con tiempo contado y unas Leyes que mandó y Lo dejaron fracasado.
Dios es Amor Puro, Eterno, y no admite el pecado.
El hombre intenta quitarlo y Dios responde en Poder.
Que el que Lo quería lo apartó.
- Mi tiempo no son aquellos ni los que estás esperando. Mi tiempo siempre es presente y en mi Gloria doy el Mando.
Nunca digas “lo de Dios pertenece al pasado”, porque vivirás la vida a empujones y tropezando.
Y tú mismo te dirás: “¡Qué malo es vivir a empujones, esperando otro vivir, porque hoy me encuentro fracasado!”
No pienses en tiempos que vengan ni digas tiempos pasados.
Vive Presencia de Dios y nada verás pasado, porque la Gloria de Dios no puede cambiar sus trazos.
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Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V
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