En este Sueño Profético decían palabras de gran alegría para el
Elegido que tiene Poderes para publicar Esto, que al Mundo le hace falta como
al día le hace falta el Sol y la lluvia, y a la noche las estrellas y la Luna.
Pues al cuerpo le hace falta esta Enseñanza, que son los Mandamientos que Dios
dejó en la Tierra cuando bajó con Cuerpo a vivir con el hombre para enseñarle a
no perder la Gloria.
Estando oyendo estas Palabras, se vio una
plaza grande con bancos de piedra antiguos. A esta plaza, con mucha prisa,
mucha gente venía, todos contentos. Se oían estas palabras:
“¡Estamos esperando al Maestro!”. Esto lo
decía un Discípulo de Dios.
Este Nombre era dicho por los Discípulos,
porque Dios se lo enseño al que Lo seguía con obediencia y pidiéndole Mando.
Ya se vio la llegada de Dios con estas
Palabras:
“Ya, todo el tiempo que el día os dé, que
sea para llevar mis Palabras a los más pobres y humildes, que son los que
preparan el sitio para cuando Yo Me presente. Porque los que tienen riquezas
temporales, cierran sus puertas cuando dicen que van mis Discípulos y el
Maestro”.
Dijo el Mando de Dios en un espíritu de
su Gloria:
Lo que se ha visto y oído, ocurrió cuando
Dios bajó a la Tierra a vivir de Hombre para enseñar de su Gloria. El que Lo
seguía, ya era Discípulo suyo.
Desperté, oí:
La Visión que de Dios se ha visto y las
Palabras que ha dicho, han sido lo mismo que como cuando bajó a la Tierra a
vivir con el hombre para enseñarlo a cómo tenía que vivir para no perder la
Gloria.
También la Presencia de Dios se ha visto
con su Túnica y Manto.
Decían en el Dictado, que esto, de no ser
Dios, ¿quién puede hacerlo de nuevo y contarlo como pasó, y oyéndose su Voz?
Dicen en la Gloria, que tengan presente
que Dios bajó a la Tierra para todos, pero que todos no Lo recibieron como Lo
recibieron los humildes.
Esto, que lo oigan los que están unidos
al Elegido y van repartiendo esta Enseñanza de Dios a los más humildes.
Lo que Dios manda nadie puede decir que
está mal mandado, porque Dios manda donde hay Amor a su Existencia.
Y ya Él, cuando da el Mando, pone saber
para que vean que su Mando de no ser de Dios no puede ser.
Se va a decir el Saber que sin saber se
hace:
¿Quién puede hacer estos Libros, cuando
la que los hace, que es el Elegido, no sabe restar ni sabe de cuentas, ni de
estudios?
Se puede comparar con niños que están en
las primeras letras.
Dios quiere humildad y quiere creencia, y
que tu cuerpo vaya pregonando el pudor, que es el grande valor del cuerpo.
Estos Libros ponen silencio a los que han
hecho daño al Elegido de Dios.
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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C5
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