En Sueño Profético hablaban del espíritu y de la
carne. Decían:
El que
más te obedezca, más te busque y más ponga en tus manos sus alegrías y
sufrimientos, más cree en esta Vida y que Mando te da el Cielo.
No
dice verdad el que dice que te cree poniendo delante muralla para ocultar lo
que hay detrás de la muralla.
Si tus
palabras no son recibidas con actuación, que no te pidan ruegos, porque el
negar y el pedir es a Dios a quien se lo hacen, por ser tú un Instrumento.
Palabra
que salga de ti, ya ha ido del Cielo, cuando sea para que participe el espíritu.
Cuando
es musaraña de la Tierra, sin trascendencia para el espíritu, el mando puede
ser de cualquiera: niño que vistes de blanco, amarillo o de color hierba. ¡Qué
más le da al niño vestir como la madre quiera!
Que
esto no le pasa al espíritu. En cambio, en la acción del niño del que tiene
aquí contacto, si la madre quiere al hijo, a éste le deja el Mando.
Desperté, oí:
Los
que poco creían en Dios Padre, cuando vieron que a Dios Hijo Lo clavaron, menos
creyeron.
Los
que mucho creían y mucho amaban, más Lo creyeron cuando vieron la actuación de
Dios y la actuación del hombre.
El
hombre Le pega, y Dios responde:
“Si no he hecho nada malo, ¿por qué Me pegas?
Y si he hecho mal, demuéstramelo”.
Ya con
estas Palabras, aunque no creían, veían a Dios.
No hay
quien reciba golpes y esté dándote el perdón.
Que
esto es lo que hace el Elegido, por ser el Mando de Dios.
***
Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C7
No hay comentarios:
Publicar un comentario