En Sueño Profético hablaban los espíritus de la Gloria, del espíritu. Decían:
Dios permite ahí tanto,
que no Lo creen Aquí Vivo.
Si el hombre en Dios creyera,
lloraría su permitir
y mojaría la tierra,
que es donde tiene que ir
el día que ahí se muera;
porque la muerte de Aquí,
puede ya tenerla
aunque ahí vivo Lo vean.
Dijo uno:
Si el hombre creyera en Dios,
al leer estas Sentencias,
¿cómo podría vivir sabiendo
que Dios es Dueño de su espíritu,
de su cargo y de su tiempo,
de su mismo pensamiento?
Dios, siendo el Dueño de todo,
los deja que hagan proyectos
para ir en contra de Dios
y desmentir los Mandamientos.
Si el hombre creyera en Dios,
querría saber de Aquí
y haría comprobación
de todo lo que hay escrito,
cuando alguno Le dijera:
“Dios hoy se manifiesta
de esta manera.
Aquí traigo sus Palabras,
dichas en arrobo,
y luego a escribir me mandan”.
Si el hombre creyera en Dios,
¿cómo negarse
a este “ofrecer” que le hace Dios?
Aquí disculpa,
por falta de tiempo, no vale,
porque Dios te deja el tiempo
y te allana los caminos
de lo que tú, con tu mando,
en la Tierra haces.
¿No has pensado este pensar:
que Dios puede un día dejarte
tus pies y tu lengua,
sin que estén enfermos,
sin actividad?
Y ya, ni puedes allí ir,
ni sin ir puedes hablar.
¿Y también dejar tus manos
sin poder comunicar,
expresando por escrito
lo que no puedes hablar?
Esto, si crees en Dios,
lo piensas, y miedo da.
Desperté, oí:
Que no queden paralíticas
estas Sentencias de Dios.
Que por donde van pasando,
van recogiendo alabanzas,
indiferencia o desprecio.
Que el desprecio
le gana a las alabanzas.
¡Cómo no pensar los hombres
que representan a Dios,
que al Instrumento que Él manda,
ellos tienen el deber y obligación
de ser ellos mismo
los que le hagan publicación!
Y si fuera cosa del hombre,
tenderían que desmentir que es de Dios,
haciendo comparaciones,
y ya estarían con Dios
Pero aquí, sin actitud
con estas comparaciones,
les falta creer en Dios,
o es creer desafiando,
porque no tienen Amor.
Con silencio o con escándalo,
por querer que esto no sea de Dios,
ya los irá apartando.
¡Qué cierto que el desprecio
del hombre a Dios,
le puede a la alabanza!
Por eso, los Elegidos,
al hombre tanto le extrañan.
¡Hombres que con su desmentir
están quemando en grandes llamas
al que Dios lo trae Aquí!
Para llevar Enseñanza
de la misma que Él dejó
antes de que Lo mataran.
El hombre tiene en olvido
estas frases que Dios dijo:
“Muchas cosas me quedan por deciros.
Yo mandaré mi Espíritu”.
A esto responde el hombre
con desprecio y con insultos.
***
Libro 16 - Dios No Quiere, Permite - Tomo II - C7
Si el hombre creyera en Dios querría saber que Vive,pero saber es comprometerse y para comprometerse hay que amar.
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