En Sueño Profético hablaban de la constancia, de la indiferencia, y del trabajo, cuando el trabajo es hecho con Amor, cuando al trabajo es Dios el que le pone precio y su pago es sin fecha, cuando tú no sabes el día del cobro, cuando tú crees que sólo Dios sabe apreciarlo. Esto ha sido el pago de Dios: actuar enseñando, enseñando a que haciéndolo por Dios, para qué más preocuparse si tendrá poco o mucho valor el trabajo que tú haces.
La constancia es la firma de la persona que con constancia firma.
Dijo uno:
Son palabras tan seguras, la constancia, que sin tener quien te avale, llevas escritos flotantes. La constancia lleva la fuerza, que es derrota para el que hace aval sin constancia.
Estas Palabras fueron dichas por Dios Hombre, y el hombre las repitió muchas veces de la Enseñanza que cogía:
“Si no tienes constancia, poco pueden conocerte. Si no tienes constancia, no sigues al Hijo del Hombre. Si no tienes constancia, te faltará Amor, y ya no sirves para mi Enseñanza. Mi caminar no tiene parada aquí en la Tierra, por ser corta la vida de la materia y eterna la del espíritu. Es ejemplo la Enseñanza, y la constancia hace recuerdo para que más aprendan”.
Desperté, oí:
Ha quedado indiferencia
sin hacer comparaciones
para el que al leer aprenda.
Que aquí doy unas cuantas,
fácil para comprenderlas.
La indiferencia se hace
a veces sin darte cuenta.
La indiferencia sentida,
ya no es indiferencia.
Es una forma de buscar,
el dejar la indiferencia.
Por eso, el grande Amor
anula la indiferencia,
y con ansias vas buscando
donde Amor de Dios se encuentra.
Y nunca estarás conforme
con el Amor que tuvieras.
Indiferencia y Amor,
no abren la misma puerta.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C3
La constancia es convicción.La indiferencia es el peor de los desprecios.
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