En
Sueño Profético decían:
Aquí
para que haya Escándalo y piensen con miedo y remordimientos, el poder más
grande que hay es que vean publicados en Libros todos los Mensajes que Dios
tiene dichos en la Gloria con su Poder y su Mando, muchos de éstos oídos con su
Voz y diciendo su Nombre: “Dios Hijo, por Dios Padre mandado”.
Si
pensaran en la cantidad de Libros que hay para publicar, que pueden pasar de
cien, no haría falta coger otros caminos para escandalizar por todo el mundo
que Dios es Vivo, no muerto, como Lo tienen en el pensamiento los que en Él no
creen, incluso siendo Representantes suyos. Porque el comportamiento con el que
Dios trae a su Reino es de no creer que Dios esté Vivo, con Cuerpo.
Había
varios hablando de Esto, que hoy es único, y ya siguió un espíritu con Mando de
Dios:
“Este
Caso, por ser tan Verdad y tener justificantes para poder verlos el que quiera,
debería ya la Iglesia haberlo presentado al mundo, y sería gran alegría para el
que Esto sigue, y a Dios quitarían sufrimiento por querer Dios que el mundo
cambie y enseñe de su Reino”.
Repetían
mucho, que aquí ya no había inconvenientes para que a donde llegara Esto, el sí
lo firmaran, porque el contenido de los Libros se ve que no es del hombre, y se
puede pregonar que no hay un caso igual a éste.
El
cundir estas Palabras pone silencio al que en ellas no cree.
Desperté,
oí:
Todo
el Mensaje en este arrobo era hablando de los Libros, del número de ellos, de
la cantidad tan grande que hay para publicar.
Nombraban
a los que más pueden publicar estas Palabras de Dios.
Decían
que éstos sienten este Amor en su espíritu, que es el Amor que a Dios llega
cuando tú quieres servirle.
Todos
los que están aquí unidos, que no dejen el Mando de Dios.
Un
Mando que ellos piden, porque quieren dar Escándalo con estas Palabras.
El
pensar del Elegido no le deja descanso ni a su espíritu ni a su cuerpo.
¡Es
que esto es un Poder tan grande, que cuesta trabajo el callarlo y no formar
Escándalo! Y su pensar es: “Señor, ¿qué hago?, ¿adónde voy?
Esto
quita el sueño, y dormir cuatro horas son pocos los días que lo hace.
“Señor,
yo abrazo tu Permitir”. Estas palabras fueron dichas por ella a Dios.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C6
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