En Sueño Profético
repetían Palabras que Dios Hijo dijo cuando vivió de Hombre con Cuerpo de
Carne. Decían:
¡Qué pocos hay que
practiquen su Enseñanza y que oigas en sus boca Palabras que quedaron dichas
por Él con el nombre de Evangelio, que éstas Palabras son para todos los
hombres de la Tierra, por tener todos espíritu!
Si el hombre analizara estas
Palabras, el resumen del análisis le serviría de freno:
“El
que Me quiera, coja su cruz y Me siga”.
“Con
la medida que juzguéis, seréis juzgados”.
“Mi
Reino no es de este mundo”.
“El
que Me busca, Me encuentra”.
“Donde
dos estén hablando de Mí, Yo allí estoy con ellos”.
“Id
al Prójimo y ya premiará mi Padre, porque Prójimo es sitio donde Yo estoy”.
Desperté, oí:
¡Qué pocos cogen el
sufrimiento –cruz, nombre puesto por Dios– y Lo siguen!
¡Qué pocos dejan de
juzgar por juzgarse ellos primero!
El hombre busca el Reino
de Dios en la Tierra, y ya no cree las Palabras que Dios le dice.
¡Y qué pocos Lo siguen
para encontrarlo, porque cambian el camino, y ya viven pecando!
Al hablar de Dios con
Amor, sientes que Él está en Presencia.
Si vas al Prójimo con
alegría pensando: “Dios me está viendo”, nada verás con trabajo y Dios ya te
mandará Premio.
Analiza estas Palabras,
antes dichas en la Tierra, ahora repetidas en el Cielo.
Y verás tiempo perdido no
practicar este Evangelio.
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Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C7
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