En
Sueño Profético decían:
Aquí
hace falta el Ministro de Dios como la noche y el día. La noche, para el
arrobo. Y el día, para ir pregonando lo que en la noche tú espíritu ha visto o
le han hablado.
Dijo
un espíritu que Dios le da Mando:
La “Piel
de Cordero” espira el Mando del Cielo, que este Mando hace que de la Piel brote
agua o que la veas seca. Esto no le hace falta al Elegido porque Dios le da sus
Palabras y siente su Presencia, aunque no la vea en esos momentos, pero conoce
su Rostro y su Cuerpo, porque Dios quiere pagarle el Amor que buscó cuando la
vida gran sufrir le dio. Su petición era ésta: “Señor, que no me falten las
fuerzas para esconder el sufrir que me venga”.
Dios
quisiera que no hubieran Elegidos, ¡pero son tan pocos los que durante años
siempre tienen el mismo pensar y siempre a Dios nombrando están...!
Desperté,
oí:
Los “Humos
Divinos”, el Elegido siempre los está viendo. No importa la hora. Despiden el
cansancio y relajan su cuerpo.
El “Venero
en su boca” es otro Poder de Dios para darle fuerzas.
Decían
en la Gloria, que si estudiaran el vivir de este Elegido, verían cómo el
espíritu del mal coge a los que están más cerca para ponerlos en contra de la
vida que hace, que toda sale de la Gloria.
El
Poder de Dios retira a los que muerta te quisieran ver.
Han
hablado de los espíritus malos.
Estos
persiguen. Pero tu gran Fuerza los conoce y los echa.
Que
esto se ve en la lucha que tu cuerpo con la vida lleva.
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C2
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