En Sueño Profético hablaban de la felicidad temporal y de la
Eterna. Ponían comparaciones de las que aquí dictan algunas. Decían:
La felicidad temporal puede hacer
pecar. A la felicidad Eterna ya le sobran las palabras, si a Dios se ama, para
comprenderla. Esta felicidad hace en ti siembra, y, por donde pasas, miran,
porque ven un Amor con cosecha. Que este Amor más se agranda, y sirve para
Enseñanza.
Dijo uno:
El que ponga aquí el “no”, no
puede tener Perdón.
Desperté, oí:
Éstas son las mismas Palabras que
Dios decía cuando vivió de Hombre.
Y al oírlas ahora, deberían
recibir estos Mensajes de rodillas.
¡Que comparaciones hacían:
felicidad temporal, con felicidad Eterna!
Decían que la Eterna no tiene día
ni tiene noche que tú no la sientas.
Es algo que tú quieres ocultar
porque ves a los demás vivir sin esta alegría, porque les ha salido mal lo que
a Dios Le pedían.
Ésta es la felicidad temporal: si
donde pones el deseo te sale mal, ya no quieres nada y te pones a llorar.
La fuerza del Elegido retira a
los espíritus del mal.
Por eso nunca niega su visita
donde es llamada. Que esta llamada justifica que Dios le habla.
Si esto el hombre lo cogiera como
el saber temporal de la Tierra, ya se harían Carreras Eternas.
Busca la felicidad Eterna y
olvida la temporal, que puedes perder la Gloria.
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Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C7
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