En Sueño Profético decían:
En las cosas que van de Aquí no puede el hombre decir “eso me
pasa a mí”, ni quitarle el valor, pues no hay tasador que tase un valor mayor
que lo que Dios hace.
Su Palabra se hizo Carne. Y hoy convierte su Cuerpo en agua
en la persona que Él elige, para que de su Poder hablen. Esto es fuerza para la
vida que hace. Esto, no querer el Instrumento que pase, no puede llegar a
pensarse. Pero querer hacerlo para demostrar verdad, sin el Mando de Dios, no
puede hacerse jamás.
¿Quién convierte pan en agua? El Pan que ya lleva el nombre
de Cristo, Palabra puesta por Dios Hijo, cuando en su Ultima Cena deja Enseñanza
a sus Discípulos, diciéndoles: “Tantas
veces hagáis esto, estaréis Conmigo, y Yo con vosotros. Pero tiene que ser
hecho sin dejar de seguir mis Pasos. Poniendo lo de mi Padre, lo que Yo dejé
dicho, lo primero”.
Desperté, oí:
Decían en el Arrobo, qué tenía que ver el hombre más que
estaba aquí viendo.
Para no poner en torres este “Evangelio Diciendo”.
Que esto que Aquí se ha dictado, no es que se dice, es que
antes ahí lo han visto.
Esto, ni se puede decir hazlo, ni se puede desmentir.
Se ve cuando está ocurriendo y queda la Huella Divina como Testamento.
Debería el hombre pensar que hace 30 años que Dios manda día
a día a este Lugar.
Y cada uno escandalizándolo más.
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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C6
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