En Sueño Profético decían:
Hay vidas vividas tan rectas de Amor a Dios, que deberían estar hechas en retrato y en sitio visible para que todos las vieran. Estas vidas son escasas, pero de grande cosecha. Estas vidas van sembrando en distinto sitio y tierra, pero según es el suelo, así será la cosecha.
Dijo uno:
Grandes Palabras dijo el Salvador de los hombres, comparando su Palabra con el sembrador, con la piedra y la cizaña, y con la tierra buena, que era el sitio suyo, el sitio de Dios, Palabras que darían fruto, que darían cosecha. Él comparaba mucho sus Palabras a los hombres del campo. Se paraba, para explicar, con los sembradores, con los que labraban. Y ya, cuántas veces a todos nos hacía pararnos en las eras, en los graneros, en los molinos. Hacía preguntas para que la respuesta nosotros la pusiéramos en la Enseñanza que antes había hecho. Había sitios que al pasar, como ya Lo conocían, Le hacían preguntas. Esta no era pregunta, pero se oía mucho: “Maestro, del terreno que pisaste fueron todos sus alrededores de grande recolección. Yo creo que tus Palabras se escondieron en el surco y florecieron. El grano que se ha ido echando ha puesto a la tierra sana, y le hemos cambiado el nombre, y este nombre se le ha puesto: “Terrenos con obediencia a las Pisadas del Maestro”.
Desperté, oí:
Estos terrenos eran malos
y daban poca cosecha.
Pero los dueños amaban,
y un día ven al Maestro,
y uno de ellos se acerca.
Maestro, si algún día pasaras
por aquel campo, acortando el camino,
allí está mi hacienda.
Me gustaría decir:
“El Maestro pisó mis tierras”.
Pero no para mayor producir.
Aunque son terrenos malos.
Lo que yo quiero es decir:
“El Maestro en mi casa se ha sentado”,
y mis hijos y mujer
lo cundirán por los campos.
Un día se presentó
sin tener por qué pasarlos.
Y Palabras y Pisadas,
dejan en aquellos campos
sitio donde pecadores
se quitaban sus pecados.
Día y noche no faltaba gente,
de rodillas, orando.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C4
Hay vidas que dan fruto porque van sembrando y abonando,aunque la cosecha dependa del terreno.
ResponderEliminarTambién ocurría con su Profeta
ResponderEliminarNo quedaba igual el sitio en el que Ella ofreciera su Presencia
Doy fé y más una vez lo vi, florecer lo que estaba marchito
Huir el pecado maldito y sanar los enfermos de cuerpo y muchos más de espíritu
Anita era el Terreno donde moraba Jesucristo