En Sueño Profético hablaban de la forma de conocer donde Dios habita, donde Dios habla, y a quien Dios se comunica:
Esto lo conoce pronto el que a Dios ama. Donde Dios habita, si tú amas, tú entras en esta Vivienda.
Vivienda que tú sientes
y no puedes explicarla.
Y ya, cuando en la Vivienda,
te dicen esas Palabras,
con ese Amor Divino,
que nadie puede callarlas,
si observas a aquel
que Dios en su boca habla,
notarás de todo algo,
algo que en nadie notaras.
Dijo un hombre y dos mujeres:
Nosotros, íbamos un día con ganas de conocer al Maestro, y en todos los sitios que hablaban de Él, nos parábamos. Preguntábamos, qué dónde podríamos alcanzar su Amistad. Nos contestó uno que iba con unas cabras a pastar:
Si amáis, veníos conmigo,
Él siempre en el campo está,
allí reúne gentío,
para poder explicar:
Que su Padre lo ha mandado,
y que su Padre en Él está.
Esto, si lo amas mucho,
no te puedes retirar
del sitio que siempre digas,
“yo lo voy a escuchar”,
aunque no tengas ganado
que llevaras a pastar.
Todo esto es Amor,
Amor con gran ansiedad,
Amor que no estás tranquilo
y tienes que olfatear.
Desperté, oí:
Al cabrero lo siguieron,
y con el Maestro dieron.
Tenían los tres que amar,
para irlo a buscar.
Estos, amaban,
buscaban y encontrarían,
y Dios sus Amistad les daría.
Si amas, tienes que buscar,
y si buscas, tienes que encontrar.
Los tres amaban a Dios,
y el cabrero los llevó.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C4
El Amor nos guía. Amar es encontrar.
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