En Sueño Profético decían:
Cuando Dios dice sí, qué ridículo queda el no del hombre. Queda ridícula la falta de obediencia y pone pensar profundo de grave pecado. El sí de Dios no deja sus pasos hasta enterrar al no. Si el hombre pensara en el sí de Dios ¿cómo se atrevería a decir el no?
Dijo uno:
Este sí será escándalo en silencio cuando vean tantos no. Este sí es universal, como su Nacimiento. Dios cuando da el sí deja verlo, al que tiene vista y al ciego. El que tiene vista lo ve con los ojos abiertos y el ciego con el sentir, que el sí se dice dentro. Dios se hace ver en espíritu y ya el ciego ve el sí. Por eso el sí de Dios intenta el hombre romperlo, achicarlo, pero el sí sigue creciendo.
¿Quién puede decir que estos Libros no son del Cielo si su contenido habla del Antiguo y del Nuevo Testamento, sin ser copia de ningún libro, y ya el que los escribe lo hace diciendo que Dios manda que se dicten?
Desperté, oí:
No hay libros a los que, con empiezo y con remate, el sí de Dios haya hecho que el no ponga, al no, el sí.
Que también ponga este Caso único en la Historia, como en sus firmas se ve.
Han seguido al sí de Dios hombres que avalan al hombre pero que no avalan a Dios.
Estas son las normas de los hombres.
Las de Dios son ir firmando con lo que hagas en el Prójimo, y ya tu nombre vas dejando.
Tu nombre que no es tu nombre, porque a Dios vas nombrando.
Que gran firma es que a Dios veas, que siempre están agradando los que les falta la vista y los que los ojos van cerrando.
Dios te hará sentir su sí cuando tú quieras Amarlo.
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Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
La firma de Dios es el Amor que depositamos en el Prójimo.
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